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Marion Mueller Chueca

Pedro Castillo, el presidente que de lejos parece y de cerca lo es

El Perú se encuentra a un paso de caer en el hondo precipicio del neosocialismo del siglo XXI.

Pedro Castillo. | EFE

El Perú, por una serie de circunstancias pretéritas difíciles de resumir en unas líneas, está a punto de convertirse en un alfil del tablero mundial de países que se definen a sí mismos como los socialistas del siglo XXI, que únicamente obedecen a intereses propios y a una agenda totalitaria tan cercana al marxismo como distante de la democracia y las libertades individuales.

El pasado 28 de julio fue investido como presidente del país Pedro Castillo Terrones, un maestro de enseñanza primaria de la provincia de Cajamarca cuyos logros fueron liderar una huelga magisterial en 2017 que paralizó la educación básica en todo el Perú durante meses y haber sido elegido candidato presidencial por Vladimir Cerrón, incondicional de Castro, Chávez y Maduro, así como dueño, fundador y secretario general del partido marxista Perú Libre.

Dos meses han transcurrido desde que el prosor Castillo fuera proclamado, y de momento no existen propuestas ni soluciones de ningún tipo. Un errático gabinete ministerial no deja de repetir que únicamente a través de un cambio de la Constitución se podrán efectuar las mejoras del país. También se están realizaron un sinfín de dudosos nombramientos y se ha organizado un controvertido viaje a México y EEUU.

El triunfo de Castillo fue una sorpresa incluso para el propio Vladimir Cerrón, acérrimo defensor del marxismo y cuya intención antes de las elecciones era conseguir una bancada en el Congreso. Cerrón en un principio pretendía presentarse a las elecciones, pero tuvo que hacerlo a través de un hombre de paja, ya que estaba inhabilitado por delitos de corrupción de funcionarios en la modalidad de negociación incompatible en agravio del Estado durante su mandato como gobernador de la provincia de Junín, hecho que le impedía ejercer cualquier cargo público.

En la actualidad, Cerrón, que es conocido en su provincia como el Dr. Anemia, por haber dejado altas tasas de ese mal y de pobreza cuando fue gobernador de Junín, ejerce oficialmente como secretario general de Perú Libre y extraoficialmente como presidente de la República.

Pedro Castillo es un personaje con muchas sombras y pocas luces, una especie de actor secundario de una serie distópica, con tintes marxistas, leninistas, maoístas, mariateguistas (Mariategui fue el fundador del Partido Socialista Peruano) y, por si faltaba algo, de pensamiento Gonzalo, que era como se hacía llamar el genocida Guzmán, "presidente Gonzalo". Si se mete todo en una licuadora se rompen las aspas.

Actualmente, el fiscal Richard Rojas López investiga por lavado de activos un caso bautizado como los Dinámicos del Centro y en el que están imputados Vladimir Cerrón Rojas, su hermano Waldemar –congresista de Perú Libre–, Bertha Rojas –la madre de ambos– y el presidente del Consejo de Ministros, el inefable Guido Bellido, entre otros. César Combina, político peruano que se tuvo que refugiar en España el pasado mes de agosto ante las graves amenazas y persecución judicial por parte del partido en el Gobierno, asegura que Perú Libre es una organización criminal que podría empezar a actuar con sus opositores al igual que lo hacen en Venezuela, Cuba o Nicaragua.

De momento los investigados del partido en el Gobierno se encuentran empoderados y convencidos de que van a poder saltarse a la torera la Justicia una vez se implante la nueva Constitución, ya que en ese momento el proceso de investigación quedaría inmediatamente archivado.

Bertha Rojas López, a la que la Fiscalía señala como supuesta testaferro y encubridora de las ganancias ilícitas generadas por sus hijos, es una marxista recalcitrante que recientemente alentaba públicamente a un grupo de 300 jóvenes que participaban en una reunión de base en apoyo a una Asamblea Constituyente a morir por el partido y por su hijo Vladimir. El mensaje describe claramente al personaje.

Vladimir Cerrón contestó con un tweet señalando que Maxim Gorki, escritor y político ruso, podría perfectamente haberse inspirado en Bertha para escribir su famoso libro La madre. Interpreten mi silencio.

El pasado 11 de septiembre murió Abimael Guzmán, el mayor genocida de la historia del Perú, líder e ideólogo de la sangrienta organización terrorista marxista-leninista-maoísta Sendero Luminoso, que causó directa o indirectamente la muerte de más de 75.000 peruanos. Murió exactamente un día antes de cumplirse los 29 años de su captura, estaba condenado a cadena perpetua por delitos de genocidio y terrorismo.

La triste ironía de esta historia es que, en el momento de su fallecimiento, sus acólitos hacía apenas unas semanas que habían llegado al Gobierno, y al parecer tienen toda la intención de perpetuarse.

El 20 de septiembre ,ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Castillo hizo las siguientes declaraciones:

En el Perú tenemos corruptos de todo calibre, la corrupción en un gran problema en mi país y tenemos corruptos hasta para exportar. Ministros, congresistas, gobernadores, presidentes están prófugos de la Justicia, por estar inmiscuidos en grandes problemas de corrupción.

Evidentemente, obvió que uno de esos grandes corruptos a los que se refería es su jefe directo Vladimir Cerrón, exgobernador de Junín sentenciado por corrupción e imputado actualmente en una trama de lavado de dinero y financiación ilegal.

Sobre la alocución de Pedro Castillo ante la ONU, el excanciller de la República Francisco Tudela aseguró –en el programa de la periodista peruana Milagros Leiva– que Castillo realizó un claro acto de vasallaje ante el globalismo y la Agenda 2030 del Foro Económico Mundial, también conocido como Foro de Davos, creado y liderado por el socialista alemán Klaus Schwab, uno de los impulsores junto con la ONU de la Agenda 2030.

El Perú se encuentra a un paso de caer en el hondo precipicio del neosocialismo del siglo XXI, antes conocido como dictaduras comunistas. Corremos el inminente riesgo de que se termine instaurando, al igual que en Cuba, Venezuela o Nicaragua, un régimen totalitario mediante la imposición de una Asamblea Constituyente que reemplace la democracia por la dictadura. Todo apunta a que Pedro Castillo y su improvisado Gobierno de Perú Libre, que cuenta con numerosos miembros vinculados al Movadef, brazo político de la sanguinaria organización terrorista Sendero Luminoso, únicamente estarían allanando el camino para una nueva Constitución a medida para que alcance la Presidencia Vladimir Cerrón, el verdadero líder del partido Perú Libre y sus socios internacionales.

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