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Pablo Planas

Fianzas golpistas y vendedores de preferentes

ERC tiene un montón de sedes que pueden servir de aval. Pero no, Junqueras prefiere que lo suyo se lo pague el pueblo. Son unos jetas de cuidado.

El condenado sedicioso Oriol Junqueras. | EFE

La Generalidad ha decidido a última hora cubrir con dinero público las fianzas de los líderes golpistas que exige el Tribunal de Cuentas por la difusión en el extranjero del intento secesionista. Durante años, Artur Mas, Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y decenas y decenas de exconsejeros y altos cargos incurrieron en toda clase de gastos a fin de obtener avales internacionales para su golpe de Estado. Contrataron agencias de publicidad, relaciones públicas y diplomacia, pagaron grandes cantidades a políticos, académicos y activistas para poner sus firmas en manifiestos y pronunciamientos separatistas, untaron a supuestos observadores internacionales que se pegaban la vida padre a costa del erario, abrieron oficinas en las mejores calles de las capitales más caras del mundo para denunciar que España les condenaba a la miseria, contrataron publicidad en medios internacionales con el mismo propósito, viajaron por medio mundo a todo plan y no consiguieron nada, salvo convertirse en el hazmerreir de esa "comunidad internacional" de buscavidas que pulula por los vestíbulos de las sedes de las principales organizaciones internacionales a la caza de paganos entre los paletos con ínfulas planetarias, tipo Mas o Raül Romeva, el Mortadelo del proceso.

El Tribunal de Cuentas, en un acto de inusitada generosidad, sólo les pide 5,4 millones de euros, que no es ni una décima parte de lo malversado en aquellos locos años del Procés, cuando se producían en Cataluña cientos de desahucios diarios, se cerraban plantas enteras de hospitales públicos, se habilitaban barracones de uralita como aulas de educación primaria, se desmantelaba el endeble Estado del Bienestar y se fomentaba la economía sumergida, entre otras especialidades de la gestión nacionalista al frente de esa cueva de Alí Babá que es la Generalidad. Mientras tanto, en TV3 chapoteaban en la abundancia y cuanto más caro resultara el alquiler de una oficina en el extranjero con más deleite se aflojaba la pasta del pueblo. Y todo ello dirigido por auténticos inútiles como el exconsejero Andreu Mas Colell, una auténtica celebridad internacional, de tan reconocido prestigio académico como probada incapacidad en el manejo de los fondos públicos.

Por si no fuera suficiente el daño que hicieron a la convivencia, a la economía y al futuro de cientos de miles de ciudadanos, llegan ahora el presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, y el consejero de Economía, Jaume Giró, y no se les ocurre otra cosa que tirar de más fondos públicos para que todos esos individuos encausados no tengan que abonar con su dinero y patrimonio las fianzas. O sea que la Administración defraudada, la Generalidad, en vez de exigir el pago de las fianzas, va y las pone del bolsillo de todos los catalanes, los separatistas y los que no son separatistas. Doble perjuicio. Y hay que ver a Jaume Giró, ese exdirectivo de banca con ademanes de vendedor de preferentes, justificar el atraco, que sea el público Institut Català de Finances quien avale la truculenta maniobra. Esos tipos son capaces de vender coches de segunda mano sin frenos y decir que son nuevos, recién salidos de fábrica. No conocen la vergüenza, carecen de decoro, son unos auténticos amorales sin escrúpulos y se ríen a la cara de más de la mitad de la población catalana, al tiempo que la insultan en unos medios, como TV3 y Catalunya Ràdio, que también sufragan las víctimas. Es un escándalo no sólo consentido sino promovido además por el Gobierno de España. Y en Europa se creen que los oprimidos son los de los yates y los jets privados, como Mas, a quien sus amigos millonarios que se forraron cuando él era president no le pagan la fianza, pero sí las vacaciones. Es lo mismo que esas familias pudientes que se llevan al servicio de viaje por Italia.

Sin embargo, cabe la posibilidad de que el Tribunal de Cuentas no acepte la operación y obligue a los golpistas a hacer frente a las fianzas con sus propios medios. ERC, por ejemplo, tiene un montón de sedes que pueden servir de aval. Pero no, Junqueras prefiere que lo suyo se lo pague el pueblo. Son unos jetas de cuidado.

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