Votad ‘no’ al comunismo
Si se ha percatado, como muchos, de que adonde nos llevan es a la bolivarianización de España, Casado sólo puede votar ‘no’.
La voz de la corrección política aconseja al PP votar la prórroga del estado de alarma. Los argumentos parecen poderosos. En una situación de emergencia, el principal partido de la oposición no puede forzar que la salud de los españoles quede sin protección jurídica. Por otra parte, de levantarse por completo el confinamiento, Casado sería culpable de los muertos que el virus provoque en el futuro. Son alegaciones rebatibles. El responsable de la salud de los españoles es el Gobierno. Con las muertes sucede lo mismo. Sánchez ha de responder de las pasadas como de las que vengan. Si quiere que a partir de ahora sea Casado el que tenga que rendir cuentas, que dimita y diga al rey que el PSOE investirá al candidato del PP. Mientras, la culpa de lo que ocurra será de Sánchez, por no haber sabido mantener la coalición que le encumbró a la presidencia del Gobierno y por no haber sabido ganarse los votos del PP si es verdad que tanta falta le hacen.
En cambio, Casado tiene poderosas razones para votar ‘no’. Para empezar, lo que se le ofrece es un trágala. Luego está la manifiesta incompetencia demostrada por el Gobierno en la gestión. Finalmente, tenemos los vehementes indicios de corrupción en la contratación de equipos sanitarios. Todo esto ya sería suficiente para justificar un voto negativo. Pero sería comprensible que Casado se rindiera dadas las excepcionales circunstancias.
Sin embargo, hay una última y decisiva consideración que hacer. Este Gobierno no está diseñando su política para combatir el virus. Lo que hace es aprovechar la crisis para que, en España, debacle económica mediante, haya entre un cuarto y un tercio de españoles dependientes de los subsidios del Estado a los que amenazar con perderlo todo si no les votan a ellos. Lo prueba que, entre las cosas que hace y promete el Gobierno, no hay ni una que vaya en la dirección de estimular la economía. Todo son ayudas. Y si fuera el PSOE el que lo estuviera haciendo, como durante tantos años lo ha hecho en Andalucía, todavía podía Casado dejarlo pasar. Pero en este Gobierno no sólo hay socialistas, hay también comunistas. Y éstos lo que hacen es aprovechar las graves crisis para acabar con la democracia.
Casado no puede ser cómplice de esto. No se trata de calcular el trato que le darán las televisiones, que será siempre malo. No se trata de aparentar sensatez ante los acobardados poderes fácticos. Se trata de España. Puede que el sistema lo expela si se opone a que Sánchez siga dejando que los comunistas gobiernen el país. Puede que los votantes más moderados del PP lo abandonen. Puede que algunos barones de su partido se le revuelvan. Pero entonces la responsabilidad será de otros. Si se ha percatado, como muchos, de que adonde nos llevan es a la bolivarianización de España, Casado sólo puede votar ‘no’. Si, como tantos otros, cree que Iglesias no es más que un burgués disfrazado de socialdemócrata radical, puede seguir votando los decretos de Sánchez. Pero entonces que se prepare para ocupar el sitio que la Historia le hará en el paraíso de los mansos a la diestra de Rajoy.
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