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Federico Jiménez Losantos

Podemos: un Estado dentro del Gobierno

Los comunistas avanzan a toda velocidad en la constitución de ese Estado paralelo que ha empezado, siguiendo la lógica leninista, por donde es más fácil derribar el Poder enemigo, es decir, el régimen constitucional.

Las respuestas al ataque de Podemos a la administración de Justicia y no sólo a la sentencia que condena a Isa Serra por agredir a la policía y por atacar a una agente con feroces insultos heteropatriarcales -"puta, hija de puta, zorra, cocainómana, que os folláis a los policías, si tuvieras un hijo con una pistola tendría que pegarte un tiro en la cabeza"-, demuestran que jueces, medios y partidos políticos siguen sin entender absolutamente nada sobre la naturaleza ideológica y la estrategia política de Podemos, es decir, del comunismo instalado en el Gobierno, pero no como otro Gobierno, sino como otro Estado, como un Poder paralelo que sólo reconoce su propia ley.

Es lo que desde Lenin hasta Chávez suele llamarse "poder popular". Es lo que gritaban los primeros podemitas: "¡Forjar, crear Poder Popular!", y siguen gritando los grupos que desfilan de forma paramilitar en Madrid exhibiendo banderas rojas, al modo de Sendero Luminoso o de las FARC. Lo importante es entender que, en estricto marxismo leninismo, se trata de una estrategia que actúa simultáneamente por abajo, mediante la violencia de "las masas" dirigidas por el partido, y por arriba, en las instituciones que se pueden corromper y, si no, a las que se debe implacablemente combatir.

La literalidad del tuit de Iglesias

Pero ni las asociaciones de jueces, ni el CGPJ ni siquiera los medios de comunicación han entendido que en su ya famoso tuit, Iglesias no decía nada sobre la independencia de los jueces, algo en lo que insistía su esbirro mediático Echenique, o el separatista catalán Assens, sino algo mucho más grave: el Vicepresidente mentía de forma descarada y calumniosa sobre la sentencia que ha condenado a Serra por dos delitos y una falta como hechos probados y cometidos contra el cumplimiento de una orden de desahucio, que en España, a diferencia del "Exprópiese" de Chávez, necesita esa orden judicial. Y agredir a una fuerza policial en funciones de policía judicial es atacarla dos veces: una, como fuerza del orden para imponer que se cumpla una ley; otra, como encarnación uniformada de esa ley, a la Ley misma.

Podemos, como buen partido leninista, ha sido siempre violento. Además de los elogios a Lenin, Stalin, Guevara, Chávez y demás asesinos de masas, recuérdese el "jarabe democrático" que prescribía el Doctor Iglesias Escrache a las derechas -Soraya, impidiendo que durmiera su bebé- o izquierdas -Rosa Díaz, González, a los que impedía hablar en el "soviet de la Complu", como le llamaba graciosamente Rita Maestre en La Tuerka. La obsesión genital del caudillo podemita se manifestaba en esos días elogiando al golpista y genocida Chávez como "demócrata con agallas", variante bolivariana de la "democracia orgánica" del franquismo que tan fervorosamente defendió su abuelo en muchos libros, tras evitar la condena a muerte por su actividad chequista haciendo "desaparecer" a dos personas. Si no la adjetivan, a algunos la palabra democracia les parece intolerable.

Pero ¿ha atacado realmente la independencia judicial, ha negado la separación de poderes el vicepresidente del Gobierno Iglesias Turrión? No. Ha hecho algo menos y algo más. Implícitamente ha negado las dos cosas, pero puede alegarse que se trata de una crítica como las que el Gobierno de Rajoy, Ciudadanos, el PSOE, Bildu y Podemos hicieron a la sentencia de La Manada o el Caso Juana Rivas, ese populismo punitivo que impregna la nueva "Ley contra la Libertad sexual" de Irene Montero, pareja de Iglesias.

Lo que ha dicho exactamente Iglesias en su tuit es esto:

"Las sentencias se acatan (y en este caso se recurren) pero me invade una enorme sensación de injusticia. En España mucha gente siente que corruptos muy poderosos quedan impunes gracias a sus privilegios y contactos, mientras se condena a quien protestó por un desahucio vergonzoso."

No son todos independientes

El vicepresidente del Gobierno miente a sabiendas, figura clásica de la prevaricación, porque Isabel Serra no ha sido condenada por oponerse a un "desahucio vergonzoso", sino por agredir e insultar a la policía cuando trataba de ejecutar una orden judicial. Hubo dos heridos, hay grabaciones inequívocas y se consideran hechos probados los violentos que protagonizó Serra, candidata del sector de Iglesias a la presidencia de la Comunidad de Madrid y también encausada por quemar un cajero automático. Lo pasmoso es que nadie dice que Iglesias ha mentido, sino que ataca la independencia de los jueces y la separación de poderes. Yo creo que, sin pretenderlo, y tal y como decían los españoles antiguos, "ha sacado, de mentira, verdad".

Y la verdad es que la justicia en España, al máximo nivel, no es ni puede ser independiente por la politización a que ha sido sometida desde la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985, obra de González y celebrada por su vicepresidente Alfonso Guerra con la frase "Montesquieu ha muerto". Ha sido la clase política, con el PSOE y el PP a la cabeza, la que se ha repartido y se reparte los cargos en los máximos tribunales, mediante el CGPJ o directamente en el Supremo y el Constitucional. Pero eso es lo que reclaman precisamente los podemitas, que Casado permita quitar a Lesmes de en medio para que haya una mayoría social-comunista que coloque a sus jueces afines, que andan merodeando como lobos por las bardas del corral.

Lo que han dicho Iglesias y sus esbirros tuiteros es que Lesmes y el CGPJ es ilegítimo como lo es cualquier justicia "que sirva a la Derecha". No niegan que sean independientes, sino que no sean sus independientes. En cuanto a la separación de Poderes, ¿de qué Poderes hablamos, cuando la Ley de Violencia de Género, la de Memoria Histórica o la de Libertad Sexual niegan las bases mismas de cualquier Estado de Derecho, desde la presunción de inocencia, la necesidad de la prueba o la libertad de opinión?

Sacar, de mentira, verdad

Los jueces, paradójicamente, han salido a defender lo que menos defensa tiene, y no han defendido la verdad y lo justo del procedimiento en el caso de esa sentencia. Lo más grave, prueba de hasta qué punto Podemos ha invadido ya una institución tan importante como el Gobierno, es que en vez de censurar la agresión, porque lo quiere ser, de todo un Vicepresidente contra una resolución judicial, recurrible sin necesidad de ser tergiversable, el Gobierno en pleno se haya solidarizado con la condenada Isabel Serra y no con la condena, y que, como recordaba ayer Javier Gómez de Liaño, los tres jueces y ex-miembros del CGPJ que forman parte del Gobierno no se hayan atrevido a discutir la actuación de Iglesias, su Partido y su Partida.

La Partida, evidentemente, es la del prevaricador Baltasar Garzón, expulsado de la carrera judicial, miembro egregio de las cloacas judiciales y policiales, íntimo de la exministra de Justicia y ahora Fiscal General del Estado y cabecilla del Juzgado Popular Paralelo de La Sexta, junto a otros miembros de la izquierda judicial jubilada o del Rastro de rábulas togados.

El comunismo avanza rápidamente

Han hecho contra las asociaciones judiciales lo mismo que Maduro con la Asamblea Nacional: como no podía con ella, creó otra paralela a sus pies. Y no faltarán Zapateros, que a comisión o por sectarismo ideológicos, les bailen el agua. Pueden decir que hay "opiniones distintas en el mundo judicial", aunque no sean comparables ni en cantidad ni en calidad, porque el efecto es el mismo: el doble Poder, el de un orden legal opuesto al de los que administran la Ley, es decir, un Poder Popular al que se oponen ciertos poderes ancestrales, hijos de la corrupción, el privilegio… y el franquismo.

Los comunistas avanzan a toda velocidad en la constitución de ese Estado paralelo que ha empezado, siguiendo la lógica leninista, por donde es más fácil derribar el Poder enemigo, es decir, el régimen constitucional. Y el punto más débil del régimen es, precisamente, este maldito Gobierno.

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