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Antonio Robles

Cambio climático: la solución está en el átomo

No nos pueden seguir engañando con soluciones que no lo son.

Vivimos tiempos de integrismos laicos. Ya no se puede pensar, proponer idea alguna que no tenga el salvoconducto de las nuevas religiones apocalípticas profesadas por una nueva generación adanista reñida con la tolerancia y el libre pensamiento.

Es tremendo, que una de las tragedias de nuestro tiempo, el consumismo compulsivo, la contaminación y el cambio climático, se quiera reducir a un cambio de paradigma productivo: al desarrollo sostenible de campanario basado en el decrecimiento y en el despliegue de las energías renovables y limpias. Como paraíso conceptual, es atractivo y tranquilizador, es normal que restituyamos a la naturaleza lo que nos da, mediante la repoblación, la forestación, el retorno de ríos y mares a su pureza…, pero adolece de rigor científico al ampararse en la naturaleza de un universo inexistente cuando lo pensamos más allá de una generación. "Todo fluye, nada permanece", Heráclito. La naturaleza actual de la Tierra sólo es un estadio de sus ciclos vitales cambiantes, no su ser. Intentar congelarla en el tiempo es como pretender detener al mismo universo. Un imposible.

El desarrollo sostenible ha sido la respuesta científica del ecologismo más conservador, cuya consecuencia es el estancamiento o el decrecimiento en la explotación de los recursos naturales, cuando la población y su bienestar, paradójicamente, siguen aumentado. Por ello, el decrecimiento no soluciona ni el desarrollo sostenible ni los retos de la energía limpia necesaria para frenar el cambio climático.

Las actuales previsiones de las energías renovables y limpias son incapaces por sí mismas a corto, medio, incluso a largo plazo, de sustituir los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas, biomasa…) causantes del aumento del CO2 y el cambio climático. Ya no es posible detener el aumento exponencial de energías para mantener las necesidades vitales y el bienestar de los 7.600 millones de seres humanos, ni es posible retroceder al gasto de energía de 1800, cuando la población mundial no pasaba de 1.000 millones y las emisiones de CO2 de la revolución industrial aún no habían comenzado. Decrecer es un suicidio, y estancarse un error. Vivimos en un mundo donde todo cambia a pesar nuestro. Solo tenemos una salida, seguir creciendo y dotarnos de energías limpias.

Sabemos que los recursos no son infinitos en la Tierra, sabemos que generar energías a partir de combustibles fósiles causantes del CO2 nos aboca al cambio climático, sabemos que las energías limpias y renovables son incapaces por sí mismas de abastecer nuestras necesidades actuales, pero nos empeñamos en ocultarnos que existe una fuente de energía inagotable en el núcleo del átomo. Frente a las letanías, imperan los números. Las energías renovables y limpias en los países de la OCDE satisfacen sólo el 26,65% frente al 58% de la combustión de fósiles, y el 17% de energía nuclear. Intentar sustituir totalmente la fósil y la nuclear por las renovables es un imposible hoy por hoy. Y posiblemente siempre. Un solo ejemplo basta para ver la dificultad. Si quisiéramos lograr que la energía eólica cubriera el 40% de la necesidad energética en España, necesitaríamos unos 60.000 aerogeneradores de última generación. En fila, ocuparían 135.000 km (3,38 vueltas a la Tierra por el ecuador). Puestos en España, la recorrerían 135 fajas de aerogeneradores de lado a lado. Pero si quisiéramos un mundo más justo, con un consumo promedio al de los países de la OCDE, necesitaríamos 316 veces más, es decir, 19 millones de aerogeneradores que darían 1068 vueltas a La Tierra. Y no olvidemos que la solución del problema será global o no será. No basta con que los países avanzados dejen de emitir CO2 si el resto del mundo no lo hace. Y así con el resto de energías renovables.

No nos pueden seguir engañando con soluciones que no lo son. La única salida para acabar con el cambio climático, es el desarrollo conjunto de las energías renovables compatible con el medio ambiente, la eliminación de las fósiles, y el desarrollo seguro de la energía nuclear. Los generadores actuales de fisión nuclear generan energía limpia, barata, son estables y razonablemente seguros, pero tanto el proyecto TerraPower en desarrollo impulsado por Bill Gates, como la de fusión pueden suplir todas las necesidades. El proyecto TerraPower, basado en reactores de ondas progresivas de uso exclusivamente civil, es seguros incluso ante catástrofes naturales y utiliza como combustible los residuos nucleares de uranio empobrecido actualmente existentes que no sabemos qué hacer con ellos. En espera de la de fusión actualmente en desarrollo como panacea, estaríamos en condiciones de ofrecer una tarifa plana donde la humanidad podría utilizar la energía sin limitación.

Estos apuntes los tomo del apasionante Estudio sobre energías y cambio climático, realizado por el ingeniero de estructuras y responsable de Energías de dCIDE Juan José Ibáñez. Léanlo sin prejuicios, cuestiónenlo, mejórenlo. Son 33 páginas apasionantes y clarificadoras. Su objetivo es abrir la humanidad a una fuente de energía inagotable, limpia y segura que nos permita resolver el cambio climático, la eliminación total de las basuras y la conquista de otros mundos.

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