Hambre en Venezuela y Maduro, rollizo
El último experimento socialcomunista ha producido las mismas calamidades que los anteriores, muerte y miseria en masa.
Hambruna en Venezuela. Millones de personas tienen hambre en el país con más reservas petrolíferas del mundo; un hambre real, concreta y atroz que se traduce en un enflaquecimiento generalizado de la población. Así consta en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, un trabajo realizado por varias universidades venezolanas. Según los datos relativos al año pasado, el 64,3% de la población perdió una media de 11,4 kilos en esos doce meses, el 28,4 se mantuvo en su peso y un 7,2 ganó 7,6 kilos. En 2016, la reducción media de peso de gran parte de los venezolanos fue de ocho kilos.
Así es que la mayoría de los habitantes de la república bolivariana empieza a estar en los huesos y cientos de miles huyen a pie de la catástrofe económica, social, política y moral provocada por el chavismo, desastre que se perpetúa en la figura de Nicolás Maduro, que cada vez está más orondo y rollizo porque todo lo que pierden los venezolanos lo ganan él y sus ministros. No hay ni uno flaco. Hace mucho tiempo, antes del hambre incluso, que Venezuela es un Estado fallido. Sólo queda por ver si revienta de inanición o por inflación.
El último experimento socialcomunista ha producido las mismas calamidades que los anteriores, muerte y miseria en masa. Durante algunos años, Caracas fue foco de atracción de las más variopintas facciones de la izquierda americana y europea, Las Vegas de los revolucionarios del mundo unidos. Iban a crear una moneda común suramericana, el sucre. ¡Qué grandes! Dos días le quedaban al dólar gringo opresor y criminal. El caso es que todo lo arreglan con dinero y llega un día que el dinero no vale nada.
En primera línea de fuego de aquella revolución mundial estuvieron los grandes líderes de Podemos, Iglesias, Errejón, Bescansa y más. Juan Carlos Monedero, sin ir más lejos, cobró por un informe todavía inédito aproximadamente 425.000 euros. ¿Tema? El sucre a la luz del impacto del euro en España. A principios de la década estaba mucho mejor pagado ser comisario bolivariano que comisario europeo. Y es que Chávez tenía un sueño, exportar el modelo a la Madre Patria. Si Bolívar fue el Libertador, él sería el Conquistador. Primero el Caribe, luego España y después el mundo entero. Cosas de tiranos.
El plan salió mal. Probablemente por la escasa capacitación de los asesores españoles de Podemos, Batasuna y las CUP, que se dieron la vida padre en el Country Club de Caracas y en el hotel Anauco del distrito capital. De economía, ni puta idea, pero grandes expertos en demagogia barata y eslóganes de medio pelo. El caso es que siempre caen de pie y han pasado de joder en Venezuela a negociar con Sánchez los presupuestos mientras Zapatero blanquea la dictadura chavista con sus intermediaciones a todo tren.
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