Nicaragua, tras los pasos de Venezuela
Nicaragua atraviesa una gravísima crisis nacional, con buena parte del país echado a las calles en protesta por la represión gubernamental y el autoritarismo del infame Daniel Ortega y su semejante, su esposa Rosario Murillo.
Nicaragua atraviesa una gravísima crisis nacional, con buena parte del país echado a las calles en protesta por la represión gubernamental y el autoritarismo del infame Daniel Ortega y su semejante, su esposa Rosario Murillo, que funge de vicepresidenta.
Los disturbios comenzaron el pasado 18 de abril en respuesta a un decreto gubernamental que imponía un nuevo impuesto sobre las pensiones y rebajaba sensiblemente la cuantía de las mismas. Este hecho fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los nicaragüenses, que inmediatamente salieron a protestar por esa agresión a sus bolsillos pero también para acusar a Ortega de manipular los resultados electorales y de instaurar un régimen que camina a pasos agigantados hacia la dictadura.
El resultado de este mes y medio de protestas en las calles es de 80 manifestantes muertos y más de 800 heridos a manos de las fuerzas policiales y paramilitares del régimen sandinista, lo que ha llevado a organismos internacionales como la ONU a denunciar los abusos de poder perpetrados por la pareja Ortega-Murillo.
El documento más contundente proviene de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), en el que exmandatarios como José María Aznar y Felipe González piden "el cese de la represión gubernamental, la libertad de los presos políticos y el estricto respeto por la vida e integridad personal de quienes ejercen sus libertades de manifestación, de expresión y de prensa en Nicaragua". Los signatarios, además, inciden en algo esencial, "la coincidencia entre los graves hechos que ocurren en Nicaragua y los que, de modo más agravado, tienen lugar en Venezuela, ambos países sujetos a regímenes opresores de igual signo".
Esa es la clave que explica lo que está ocurriendo en Nicaragua y lo que puede esperarse de la evolución de los acontecimientos a corto y medio plazo. El país centroamericano, sometido a un régimen socialista a imagen y semejanza del chavista, puede acabar convirtiéndose en una nueva Venezuela. Para evitarlo es imprescindible que las organizaciones americanas e internacionales redoblen sus presiones sobre el régimen de Ortega-Murillo y muestren, como ya han hecho los firmantes del documento de IDEA, su más firme apoyo a la población que se juega la vida en las calles para que su país no acabe siendo una nueva Venezuela... o la igualmente ominosa Nicaragua sandinista de los años 80, sojuzgada por el mismo siniestro Ortega.
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