Cifuentes no se merece una Operación Murcia
Y si se trata de que en política no se puede mentir, a ver cómo explican en el partido de Rivera a los votantes madrileños su alianza estratégica con los podemitas, que no conocen la verdad.
El portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid ha exigido la dimisión de la presidenta de la comunidad autónoma con la amenaza de sumarse a la moción de censura de los socialistas si no lo hace. Se trataría de poner fin a la histeria desatada en torno al máster cursado por Cristina Cifuentes en la Universidad Rey Juan Carlos poniendo en marcha una Operación Murcia, en referencia a la maniobra de la franquicia murciana del partido naranja por la que se desalojó de la Presidencia de esa región al popular Pedro Antonio Sánchez, hace exactamente un año.
La táctica es idéntica, pero las circunstancias muy distintas. En el caso de Murcia, el entonces presidente estaba imputado por el Tribunal Superior de Justicia de la región por los delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos, fraude a la Administración y falsedad documental. Al poco de declarar como investigado, la Audiencia Nacional solicitó su imputación por tres nuevos delitos en el marco de la Operación Púnica: fraude, cohecho y relevación de información reservada. Al día siguiente de conocerse ese auto del juez Eloy Velasco, Sánchez presentó su dimisión.
La comparación no puede ser más abusiva contra Cifuentes, que no está imputada por ningún órgano judicial, a pesar de la trompetería de La Sexta y del empeño en acabar con su carrera de periodistas de izquierda muy admirados... por la propia presidenta madrileña. De hecho, el asunto es bien confuso, y, en caso de existir delitos, se habrían cometido en la universidad pública que otorgó las certificaciones. A Cifuentes se le podrán pedir responsabilidades políticas en caso de que se demuestre que obtuvo inmerecidamente un título académico, pero aplicarle el mismo rasero que a un presidente imputado por ocho delitos de corrupción ante un TSJ y la Audiencia Nacional parece excesivo incluso para un personaje tan voluntarioso en su persecución al PP como el portavoz de Cs en el Parlamento madrileño.
Y si se trata de que en política no se puede mentir, a ver cómo explican en el partido de Rivera a los votantes madrileños su alianza estratégica con los podemitas, que en sus cuatro años y pico de existencia aún no han dicho la primera verdad.
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