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EDITORIAL

El PP y la ceguera voluntaria

Qué asombrosa es la ceguera voluntaria. Y qué demoledora para los cobardes que se aferran a ella.

La subida espectacular de Ciudadanos en todas las encuestas representa un serio toque de atención a la dirección del PP, a pesar de que Mariano Rajoy y la camarilla que controla el partido cada vez menos popular –en ambos sentidos– pretendan ignorar el vaticinado sorpasso. En esta burda estrategia para quitar importancia a la fortísima subida de la formación capitaneada por Albert Rivera destaca, por su ridícula puerilidad, la reacción del portavoz del Gobierno, el pedante burócrata estupendo Íñigo Méndez de Vigo, que el mismo día en que los sondeos colocaban a Ciudadanos como la opción electoral preferida de los españoles jugó a despreciarlo llamándolo "el partido ce-ese". Verdaderamente, no ofende quien puede.

En vez de hacer el ridículo de esta manera que abochorna a sus electores, lo que deberían preguntarse los dirigentes populares es por qué su partido no deja de bajar y por qué Cs no deja de subir. ¿Qué está haciendo, o dejando de hacer, el PP para que sus votantes estén dándole la espalda y aupando a Ciudadanos?

La respuesta está, en buena medida, en la cuestión nacional. En el poderoso lema España y Libertad.

Sin lugar a dudas, los votantes españoles están teniendo muy en cuenta la respuesta de los distintos partidos a la intentona golpista del separatismo catalán. Y todo parece indicar que la defensa de la Nación y de su Estado de Derecho, de la igualdad en deberes y derechos de todos los españoles, son asuntos cruciales que cada vez en mayor medida el votante de centro-derecha prefiere confiar a Ciudadanos que al Partido Popular.

Sin quitar méritos a la formación de Rivera e Inés Arrimadas –la candidata que más votos obtuvo en las elecciones en que Xavier García Albiol quedó último entre los partidos con representación en la Cámara regional catalana–, la augurada subida de Ciudadanos y el batacazo de los populares son las dos caras de una misma moneda. ¿De verdad se creen en Génova que el desplome nacional del PP es un imposible? ¿Por qué no se ponen en lo peor? ¿Quizá porque el PP no sabe ya lo que es perder tres millones de votos en apenas un lustro (2011-2016)? ¿Quizá porque en el mismo tiempo el PP ha pasado de gobernar media España con cómodas mayorías absolutas a sólo poder hacerlo en Galicia?

Qué asombrosa es la ceguera voluntaria. Y qué demoledora para los cobardes que se aferran a ella.

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