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Jesús Laínz

Propuesta de reforma constitucional

El hecho evidentísimo de que el Estado de las Autonomías es la principal causa de autodestrucción de España basta para redactar una nueva Constitución no autonomista.

EFE

Dicen los sabios que hay que reformar la Constitución. Pero lo curioso del caso es que llevamos cuarenta años sin aplicar muchos de sus más importantes artículos. ¿Por qué tantas prisas por arrojarla a la papelera sin haber comprobado cómo funciona? ¡Qué desperdicio! Además, los principales incumplidores, golpe de Estado incluido, son los que insisten en cambiarla. ¿Les vamos a premiar?

También dicen los sabios que hay que reformarla porque los españoles de menos de cincuenta años no la votaron. Pero en el mundo hay numerosos países cuyas constituciones son muchos años, décadas e incluso siglos más antiguas que la nuestra y a nadie se le ha ocurrido semejante cosa. Debe de ser que sus sabios son menos sabios que los nuestros.

Los sabios neoconstitucionales son de todos los tipos, edades, oficios e ideologías, aunque todos ellos coinciden en que el sentido de la reforma ha de ser centrífugo, lo que se tiene por tan indiscutible como un dogma religioso. Pero ¿dónde está escrito que la reforma no pueda ser centrípeta? ¿Por qué las modificaciones han de estar necesariamente enfocadas a contentar a los separatistas, esos minoritarios enemigos de la nación que, además, nunca se contentarán, pues, como han explicado mil veces, lo único que les interesa es la secesión? ¿Por qué no se pueden enfocar las modificaciones a contentar a la gran mayoría de los españoles leales? ¿No sería mucho más lógico y democrático?

Pero lo más significativo de estos sabios es que casi todos ellos se limitan a proclamar que hay que reformar la Constitución sin explicar el porqué y el para qué, los motivos y los objetivos. Intentaremos aquí llenar esa laguna, con motivos y objetivos muy concretos. Para ser exactos, con un solo objetivo: la reforma radical del Título VIII. Es decir, la eliminación del fracasado Estado de las Autonomías. Vayamos a ello:

1. El Estado de las Autonomías nació, ante el desinterés autonomista de los demás españoles, para incorporar a los separatistas vascos y catalanes al común proyecto nacional español. Desde el muy temprano "Avui paciència, demà independència" quedó claro que no estaban por la labor. Cuarenta años de agravamiento, extensión y afianzamiento de los separatismos han demostrado el error. Y acaba de confirmarse en Cataluña con hechos contundentes. ¿Cabe algo más necio que insistir en la misma dirección?

2. El Estado de las Autonomías nació bajo el chantaje de los crímenes del separatismo vasco. Ahora que han desaparecido, ¿por qué no organizar el Estado en total libertad?

3. El Estado de las Autonomías se diseñó, en plena resaca antifranquista, según el absurdo dogma de que descentralización es sinónimo de democratización. ¿No habrá llegado ya el momento de comenzar a razonar sin dogmas y sin resacas?

4. El Estado de las Autonomías, dada la concepción incesantemente descentralizadora del Título VIII de la Carta Magna, garantiza la perpetua inestabilidad institucional de España.

5. Se alegó que el Estado de las Autonomías era necesario para descentralizar al máximo la Administración con el fin de acercarla al ciudadano, lo que no explica la eficacia de sistemas centralistas como el francés. Además, ¿se justifica la mastodóntica estructura material y humana del Estado autonómico en la era de internet?

6. El Estado de las Autonomías, con sus dieciocho gobiernos, parlamentos y administraciones, ha provocado que en España haya hoy cuatro veces más funcionarios que cuando murió Franco, mientras que la población sólo se ha multiplicado por 1,2. Y la deuda pública, el 7% en 1975, ha alcanzado hoy el 100%. El Estado español es insostenible.

7. El Estado de las Autonomías es una estructura mastodóntica cuyos principales beneficiarios no son los ciudadanos, sino esas agencias de empleo llamadas partidos políticos que han conseguido colocar a sus militantes en mil puestos innecesarios con sustanciosos sueldos a costa de los bolsillos de todos.

8. El Estado de las Autonomías ha provocado la fragmentación jurídica, la desigualdad entre los españoles, los privilegios fiscales, el enfrentamiento y la insolidaridad regional –ejemplos: el agua y la financiación– hasta límites nunca antes conocidos. ¿Profundizamos en este regreso al feudalismo o cumplimos con el principio de igualdad consagrado en la Constitución?

9. El Estado de las Autonomías ha convertido España en una Babel lingüística, legal y administrativa que encarece y entorpece la vida de personas y empresas.

10. El Estado de las Autonomías ha sido la fuente de la mayoría de los casos de corrupción que han desangrado y desprestigiado al Estado. Y de una inmensa cantidad de cacicadas y corruptelas cotidianas que nunca se conocerán.

11. El Estado de las Autonomías adolece de una dimensión identitaria de la que carecen otros países, incluidos los tan envidiados federales, lo que ha provocado enormes despilfarros en neurosis aldeanistas totalmente inútiles y vulneradoras de los derechos de los ciudadanos. El caso más sangrante es el de la imposición de las lenguas regionales mediante las llamadas inmersiones (espléndido sinónimo de ahogamiento) y normalizaciones (espléndida confesión de que los separatistas consideran a los ciudadanos unos anormales que deben ser corregidos).

12. El Estado de las Autonomías ha hecho posible que España sea el único país del mundo en el que, en algunas regiones, no es posible escolarizar a los niños en la lengua mayoritaria y oficial del Estado.

13. El Estado de las Autonomías ha sido utilizado por los separatistas como estación intermedia hacia la secesión, plataforma de promoción de dicha secesión en ámbitos internacionales (selecciones deportivas, embajadas, etc.) y ámbito decisorio sobre el modo de encaje con el resto de España e incluso sobre su continuidad o no en ella.

14. El Estado de las Autonomías ha sido utilizado ilegal, inconstitucional e inmoralmente por los separatistas para construir un régimen totalitario destinado a envenenar a los ciudadanos mediante el monopolio de la educación y los medios de comunicación.

15. El Estado de las Autonomías ha posibilitado la continua vulneración de las normas gubernamentales, legislativas y judiciales del Estado por parte de los gobernantes autonómicos.

16. El Estado de las Autonomías ha dado vida a un sinfín de entidades, generosamente regadas con el dinero de todos los españoles, dedicadas a la organización de la rebelión y la voladura del Estado desde dentro.

17. El Estado de las Autonomías, debido a la perpetua amenaza de fragmentación nacional que incuba en su seno, ha provocado la desconfianza y el desprestigio exterior de España, con consecuencias económicas, diplomáticas y políticas de largo alcance.

18. El Estado de las Autonomías ha hecho posible la existencia de fuerzas armadas enemigas del Estado del que forman parte, poniendo en peligro las vidas y haciendas de todos los ciudadanos españoles, gracias a cuyos impuestos cobran sus sueldos. Fuerzas armadas que siguen sin ser disueltas.

19. Finalmente, el hecho evidentísimo de que el Estado de las Autonomías es la principal causa de autodestrucción de España basta para redactar una nueva Constitución no autonomista.

Antes de meter el bisturí en la Constitución, a los partidos políticos que se supone que están interesados en defender la integridad de la nación quizá les conviniese tantear al pueblo español. ¿Están seguros de que los españoles desean premiar a los separatistas y avanzar en el sentido descentralizador, federalizador y autodeterminista que persiguen junto con sus compañeros de viaje, tanto los malintencionados como los cándidos? ¿O quizá sus preferencias se dirijan hacia el lado contrario?

Se admiten apuestas.

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