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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

¿Queremos frío?

¿De verdad ha vuelto el frío? ¿Es el frío actual tan intenso como el de antes? ¿Nos gusta el frío o deseamos con toda nuestra alma que vuelva la primavera?

Agencia Ical

El frío ha vuelto, dicen. Y eso suscita muchas preguntas: ¿de verdad ha vuelto el frío?, ¿es el frío actual tan intenso como el de antes?, ¿nos gusta el frío o deseamos con toda nuestra alma que vuelva la primavera?

En fin, son cuestiones de palpitante actualidad a las que Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy han querido responder, en esta violentísima controversia.

¿FRÍO? ¡BAH!
por Fray Josepho

Por fin llegó el invierno. Por fin tenemos frío.
Ya vuelven la bufanda, las botas y el gabán.
Se marchan los sofocos. Se aleja ya el estío.
Los tórridos calores se van, se van, se van…

Me gusta que haga rasca. Me llenan de entusiasmo
los grados bajo cero, los témpanos y el gris.
Me encanta que se entuman los músculos de pasmo,
y que se me congele la chorra al hacer pis.

Los fríos, sin embargo, no son como los de antes.
Ya casi no hay carámbanos. La cosa no es igual.
Son fríos mariquitas, en nada semejantes
a aquel azote gélido de la época glacial.

Recuerdo aquellos meses aislado por las nieves.
Romper a martillazos el hielo del pilón.
Oír aullar los lobos. Sentir que ya no mueves
los dedos tumefactos por la congelación.

El frío nos curtía cuando éramos muchachos,
y nos virilizaba, carísimo Sanfuá…
¡De qué nos vale ahora nuestro ímpetu de machos
cuando hasta los inviernos nos han quitado ya!

VIVA EL CAMBIO CLIMÁTICO
por Monsieur de Sans-Foy

Hay veces, Fray Josepho, que me admiras
con tus churriguerescas opiniones:
¿elogios al invierno? Tú deliras.
¿Que el frío está muy bien? Por los cojones.

¡No quiero ver de nieve un solo copo!
Me acuerdo de aquel cura cejijunto
con anticongelante en el hisopo,
para ablandar las almas... y al difunto.

¿El frío, levantar los corazones?
¿Librar de sus pecados al devoto?
El frío, lo que da, son sabañones,
y frunce las costuras del escroto.

¡Ya basta de estornudos! ¡No más mocos!
¡Adiós a carrasperas y gargajos,
con proliferación de estreptococos,
más otros repugnantes latinajos!

Yo, que he nacido inmerso en sirimiri,
de octubre a mayo, o más, con las katiuskas,
prefiero estar tomándome un daiquiri
y holgando con cubanas pelanduscas.

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