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Carmelo Jordá

(Más) millones para Cataluña

La 'operación Diálogo' es inmoral y muy estúpida.

EFE

Pues resulta que la operación Diálogo era eso: sumar a la millonada que entregamos cada año a los separatistas catalanes –y a fondo perdido, oiga, ya es que ni créditos blandos– una nueva talegada de millones para infraestructuras.

En el colmo del ridículo, al cortejo sólo ha acudido el pretendiente: mientras Rajoy ofrecía nuestros millones como un ramo de rosas, los cortejados –es decir, el Gobierno y los partidos golpistas catalanes– no hacían acto de presencia. Imagínense a Don Juan diciéndole a Doña Inés lo clara que la luna brilla y la otra en Washington o asaltando sedes del PP.

La operación es inmoral por varias razones: primero, porque se rehúye una batalla ideológica esencial y que se podría ganar; segundo, porque premia no ya el chantaje sino el golpismo –incluso en el caso de que esas inversiones sean imprescindibles y prioritarias, ya están contaminadas por ese origen espurio–; y tercero, porque mientras el Estado sigue acarreando millones y más millones a Cataluña, allí éstos se siguen desperdiciando en televisiones de propaganda, en viajes para hacer el ridículo y explicar el prucés y, sobre todo, en seguir inyectando el virus del odio en una sociedad que ya está muy dividida y que pronto puede estar enfrentada. Una sociedad y una región en las que el propio presidente del Gobierno reconoce que "se está liquidando el Estado de Derecho"; y lo único que hace para evitarlo es dotar de presupuesto a la liquidación...

Pero, sobre todo, la operación de Rajoy y Soraya es estúpida, porque se vuelve al mismo método que todos los Gobiernos españoles llevan practicando desde antes del 78, y desde antes del 36 si me apuran: concesiones económicas; y cuando éstas no son suficientes, políticas; y cuando éstas no son suficientes, económicas, y cuando éstas no son suficientes, políticas… Y así en un ciclo sin final.

Todos lo han intentado y todos estaban convencidos de que ellos eran más listos que los anteriores y sólo hacía falta ceder un poquito más o dar unos millones más. Y todos se equivocaban, claro; con la diferencia de que cada tenía más culpa que el anterior, porque estaba más avisado.

Y mientras tanto los radicales de la CUP asaltan sedes de partidos políticos, las leyes de desconexión se aprobarán en diez minutos en el Parlamento regional, los Pujol siguen tan campantes en la calle y ni los niños aprenden español ni los tenderos rotulan en el idioma que les da la gana.

Sí, la operación Diálogo va viento en popa.

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