¡Búmbata!
Los "deplorables", que así los llamó la candidata demócrata en uno de sus arrogantes discursos, votaron hartos de tanta mentira.
¿Ya lo ven? Eso les pasa por falta de lecturas. No han leído a todos esos autores que han descrito y desmenuzado minuciosamente la América profunda. Desconocen y no respetan al pueblo americano, al negro pobre, al blanco hambriento, al inmigrante que sobrevive de su trabajo y que se integra y aprende el inglés, y no al revés, al vivo que se entromete y pretende cambiar el país a su antojo imponiendo sus reglas, las reglas del atraso.
Pero lo que es peor: ustedes, políticos de izquierda, prensa de izquierda, engreídos y dueños del mundo, viven en una burbuja, sólo se leen entre ustedes, no bajan de la nube, no descienden aquí, a la realidad, ¿demasiado a ras de suelo para vuestras aspiraciones? ¿O debiera decir ambiciones? Están más pendientes de la nalga izquierda de Beyoncé, una mulata millonaria con un marido también millonario que viste orgulloso un pulóver con la cara del Che Guevara, o del pecho izquierdo de la Kardashian, convertida en millonaria de la noche a la mañana por no hacer nada, como no sea lucirse y alardear de sus millones, o de que si Madonna anunció que le chuparía el pene a los machos que votasen por Clinton. Todo lo de ustedes es el showcito y la bobería, lo cool y políticamente correcto. Puro espectáculo y verborrea hueca, mientras la gente no tiene ni qué dar de comer a sus hijos.
¿Y qué hay con Hillary Clinton? Con Clinton y los cubanos en Florida, para ser más precisos. Mientras Donald Trump visitó a la Brigada 2506 prometiéndole que no continuaría con la política errática de Obama con Cuba (ningún cambio sustancial se ha producido hasta ahora), la señora Clinton se fue a rumbear con JLo y Marc Anthony, a un teatro donde ofrecieron todo gratis. Gratis, ustedes, que cobran hasta el aliento. Por eso perdió la Florida. Porque aunque los kubanoides, esos que llegaron hace poco con el cerebro robotizado por el castrismo y que se la pasan haciendo de mulas en el entra y sale, que si Cuba y que si Miami, votaron en contra de Trump, los cubanos dignos, los que esperan que de una vez y por todas un presidente norteamericano mantenga mano dura de verdad frente al régimen castrista, votaron por el que les prestó mayor atención: Trump. Que luego cumpla ya veremos.
Los demócratas perdieron Florida porque además no oyeron a las voces independientes, no hicieron el más mínimo caso de la prensa independiente americana. No, qué va, allá se fueron a oírle la muela antiamericana a Jorge Ramos, y a dorarle la píldora a los odiadores profesionales en contra de América. Pues ahí lo tienen, ese es el resultado. Perdieron y la pérdida, sin duda, es una ganancia para la democracia. Pero cuidado, desde antier ya estaban celebrando el supuesto triunfo de la candidata. Y es que andan tan en lo suyo que al parecer no se enteraron de que la cosa no era antier, que era ayer, día 8, y que debieron esperar pacientemente por las votaciones. No, de ninguna manera, porque ya ustedes daban todo por súper ganado.
Apoyaron a una corrupta, a una señora que no ha hecho más que vivir de los vericuetos tortuosos de la política, seguidora de Saúl Alinsky (su tesis de grado fue sobre la teoría de la radicalización de este extremista comunista) y de Robert Byrd, un reconocido racista del KKK, su mentor y amigo, dicho por ella misma; apoyaron a una mujer que cuando fue abogada no dudó un segundo en defender al violador de una niña echando mano a argumentos e insinuaciones insoportables y negándose a admitir el estado en el que quedó el cuerpo salvajemente golpeado de esa pobre niña. Apoyaron en fin, a una ladrona que recibió dinero para una fundación que lleva su nombre y que en lugar de usar ese dinero para lo que supuestamente sus donantes lo habían dado, para los niños víctimas del terremoto en Haití, costeó la boda de su hija con parte de ese dinero (3 millones de dólares) y le dio a Chelsea un puestazo en esa fundación, premiándola con un salario de 900.000 dólares anuales. ¿Y creen ustedes que la gente no lo iba a saber? Todo está en internet, absolutamente todo. Los emails, Benghazi. Pero nada, nada les hacía recapacitar. Ella sería la presidenta. Garantizado por Soros. Punto en boca.
Los "deplorables", que así los llamó la candidata demócrata en uno de sus arrogantes discursos, votaron hartos de tanta mentira, cansados de tanto clan familiar en el poder, que si los Kennedy, que si los Bush, que si los Clinton, y ahora los Obama con la suegra apuntalada como la Primera Abuela de Estados Unidos. Y para colmo, Clinton va y le propone un ministerio a Michelle. Hasta empezaron a publicar carteles de Michelle para la presidencia en el 2020. Pero ¿de verdad se creen que tienen ustedes a Dios agarrado por los cabellos y que la gente es estúpida?
Hoy la prensa de izquierda tilda a Trump de loco, pero no la llama a ella por su nombre: truculenta, enferma de poder. Hoy, el periodista que predijo que el Brexit perdería, y que la paz en Colombia ganaría, y que Rajoy no volvería a gobernar, arremete en contra de Trump, no ya calumniando a Trump, no, insultando al pueblo norteamericano, llamándolo pueblo de manicomio.
Ignora este sesudo una vez más que la democracia acaba de triunfar, y que ha sucedido en América; triunfó la democracia como cuando votaron masivamente en Inglaterra por el Brexit, y cuando los colombianos lo hicieron por impedir que los narcoguerrilleros pudiesen entrar en la política de su país. Hube de aguantar para colmo a un analista político español que tan campante afirmó en la TVE internacional que los españoles deberían votar en América, porque los americanos no saben votar. Está llamando tontos a los estadounidenses, a un pueblo que ha votado por más de dos siglos, poniendo a los españoles por encima en nivel de inteligencia, ¿se olvidó este señor que estuvieron once meses al garete sin formar gobierno? Pero vuelvo a preguntarles, ¿de qué van ustedes?
Definitivamente no entienden. Se caen de la cama, o de la mata, ¡búmbata! El golpe es contundente, pero así y todo no reaccionan. Descontentos, muy descontentos, se desayunan incrédulos con la notica. Y vuelven a llamar de todos los colores y a insultar con todas las palabrotas a Trump, que si racista (olvidando adrede que tuvo una novia negra, y que Melania Trump es la primera inmigrante convertida en primera dama), y que él es el primer presidente que ha renunciado a un salario. Y a los americanos los vuelven a tratar de pueblucho de manicomio.
Debieran todos ustedes meter las cabezas debajo del sobaco, callarse de una buena vez, dejarle sus puestos a los verdaderos periodistas, a los escritores, a los verdaderos analistas. Quítense de en medio. No sirven. La gente no les cree. Es más, la gente no los lee. La gente se hartó de ustedes, partía de mentirosos manipuladores.
Bien, ¿qué es lo próximo? Pronto tocará Francia, en el 2017. Tampoco veo a nadie en el panorama ni remotamente parecido a un demente que pueda salvarnos del desempleo y evitarnos los altísimos impuestos. Lo que avizoro es a la misma prensa encasillando a Trump en la extrema derecha y hablando porquería de los americanos que votaron soberanamente, déjenme recordarles esto, a unos tontos del juanete por un lado, a aprovechados y trepadores por el otro, y a una oportunista fascista proveniente también de otro clan familiar. Pero nadie pretende querer enterarse de lo que se avecina. ¿Ven? Lo que trajo el barco.
A los kubanoides, por último, vayan buscándose unos remos y unas balsas de titanio, bien ligeritos, y piensen en qué dirección tendrán que remar ahora.
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