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Carmelo Jordá

La Rosa marchita de Podemos

El último fichaje de Podemos es la periodista Rosa María Artal, ejemplo de sectarismo.

Sigue el goteo de figuras de las artes, la cultura, el teatro –sobre todo el teatro- y, en suma, de la intelectualidá que se suman a las listas de Podemos de cara a estas nuevas elecciones.

A la plantilla habitual de personas con problemillas con la justicia (miren que lindos los cabeza de lista por Huesca o por Jaén) se les ha sumado Rosa María Artal, una figurón del periodismo.

Lo mejor que se puede decir de Artal es que sobrevivió a duras penas al franquismo en la clandestinidad de RTVE, donde finiquitado el dictador -sin duda alguna en buena parte por los disgustos que le debió dar la Artal con su incansable labor subversiva- siguió pastando durante décadas estuviese quien estuviese al mando: pasaron por Moncloa Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar y hasta Zapatero y todos tuvieron en el zapato de su poder la incomodísima espina de Rosa María, esa jabata, esa luchadora nata, siempre a la contra, siempre incómoda, siempre... cobrando dinero público.

Una trayectoria de lucha y compromiso sólo comparable a la de Haro Tecglen, en suma, que ha completado escribiendo en medios alternativos, marginales y casi de guerrilla como El País, Público o Eldiario.es, sin temer a las repercusiones, sin miedo al qué dirán, a contracorriente.

Con este currículum deslumbrante no es de extrañar que, justo un mes antes de anunciar que se incorporaba a la candidatura por Zaragoza de Podemos, Artal fuese puesta como "ejemplo de periodismo independiente y valiente" y "puntal de -democracia" (sic) por Pablo Echenique. Sí, el líder del partido en Aragón y número tres a nivel nacional. ¡Toma independencia!

Además de estos logros Rosa María se ha distinguido, especialmente desde que Twitter nos da tantas oportunidades de exponer nuestras miserias, por descalificar o directamente insultar a todo aquel que no comulgue al 100% con su desvarío ideológico. Es difícil encontrar en la red social -y mira que allí se encuentra de todo- a alguien con un sectarismo tan enfermizo y radical como el de la Artal. Vamos, que ha llegado a llamar neoliberal al pobre José Carlos Díez. Los venerables restos de Adam Smith deben de haberse revuelto en su tumba.

Por insultar, ha insultado hasta a los "11 millones de viejos" que se ve que no votan lo suficientemente a su gusto y que, por desgracia, no se sienten jóvenes como ella, pese a que ya la contemplan cerca de 70 primaveras.

Extraña habilidad la de estos podemitas que cada vez que hacen un fichaje en cualquier sector ajeno a la política pescan siempre a lo peor: lo peor de la judicatura –Carmena o Rosell-, de los sindicatos –Cañamero-, de eso que llaman "movimientos sociales" –Bódalo-… a este paso como elijan a un futbolista ya veo a Neymar de diputado.

No sé, me pregunto si tan portentosa capacidad de selección de personal tendrá que ver con que ellos ya son… lo peor de la universidad.

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