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Carmelo Jordá

Hay una conspiración contra Podemos

La derechona españolaza, corrupta y enemiga de "la gente" conspira contra Podemos y su designio, laico de llevarnos al paraíso socialdemócrata noruego.

Así como la conjura judeomasónica conspiraba contra la España nacional-católica para arrastrarla a la pecaminosa democracia y descarriarnos de nuestro papel de vigías de Occidente, ahora es la derechona españolaza, corrupta y enemiga de "la gente" la que conspira contra Podemos y su designio, laico pero igualmente sagrado, de llevarnos al paraíso socialdemócrata noruego, en el que todos seremos ricos y felices sin dar un palo al agua.

Un complot terriblemente sutil y que viene siendo trenzado desde hace años y con la paciencia y minuciosidad con la que la araña teje su red: así fue el chavismo poco a poco infiltrándose en las vidas, las mentes y las cuentas corrientes de Monedero, Iglesias y amigos, para que, llegado el momento, se destapase todo el tinglado y torpedear desde dentro el proyecto, transversal y de los de abajo, de los chicos de Podemos.

Una conspiración que llega hasta los rincones más insospechados del planeta, de un continente a otro, obligando a los pobres jerarcas podemitas, por ejemplo, no sólo a emitir sus programas informativos y sus documentales educativos en la televisión de la teocracia iraní, sino y sobre todo a cobrar por ello un precio muy por encima del de mercado, que ya es mala leche.

Una maquinación que se cebó especialmente en los camaradas Monedero y Errejón, pidiéndole –y pagándole– a uno su informe monetario, que él lo habría hecho igual de gratis, por amistad; e impidiendo al otro, vaya usted a saber con qué oscuros mecanismos de control mental, acudir a su puesto de trabajo tan generosamente becado en la Universidad de Málaga.

Todo era en contra de su voluntad, ellos no querían ganar ese dinero, no querían tener los fondos que les permitieron ir generando la red de contactos, viajes y relaciones que luego posibilitarían crear un partido aparentemente de la nada; estaban completamente en contra de poder pagar esa formación sobre comunicación que tanto se les nota pero que, hay que reconocerlo, tan buenos resultados les da en las televisiones amigas, que son prácticamente todas. Ellos querían de verdad que Podemos fuese de "la gente" y de los círculos, pero la conspiración se lo impidió.

Ironías aparte, quizá, sólo quizá, Podemos como tal no se ha financiado directamente del dinero ensangrentado del chavismo y el chiismo, pero ya es imposible negar que los millones de uno y otro ámbito permitieron a sus líderes poner en pie ese partido que parecía haber salido del momento más perroflaútico de la Puerta del Sol, pero que en realidad no se gestó entre las tiendas de campaña sino en palacios presidenciales.

Quizá, sólo quizá, Venezuela e Irán no lo han pagado una vez en marcha, pero Podemos no arrancó gracias al esfuerzo de los simpatizantes y "la gente", sino con los petrodólares de dos regímenes que vieron la oportunidad de desestabilizar nuestra democracia y convertirla en otra cosa. Y no lo decimos nosotros ni nos lo han contado: ahí están los papeles, negro sobre blanco, con nombres y apellidos.

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