La mayor tragedia de los palestinos
Los jefes de Hamás y Al Fatah son una auténtica maldición para Palestina.
Desde junio de 2013, el paso fronterizo de Rafah, el único punto de cruce entre la Franja de Gaza y Egipto, ha estado cerrado la mayor parte del tiempo. Desde principios de 2015, las autoridades egipcias han abierto la terminal de Rafah un total de solo 21 días.
Recientemente los egipcios abrieron el paso fronterizo durante dos días, permitiendo que algunos cientos de palestinos lo cruzaran en ambas direcciones. El año pasado, en cambio, la terminal estuvo abierta un total de 123 días, y en 2013 un total de 263.
Estas cifras indican que los egipcios han intensificado en los últimos años las medidas de seguridad a lo largo de la frontera con Gaza.
Además mantener cerrada la terminal de Rafah, el Ejército egipcio sigue destruyendo decenas de túneles de contrabando entre la Franja y Egipto. En las últimas semanas los egipcios han inundado los túneles con agua marina, provocando el derrumbe de la mayoría.
Los egipcios tienen motivos para preocuparse por los túneles de contrabando, especialmente ante el aumento de los ataques terroristas islamistas contra soldados y civiles egipcios en la Península del Sinaí. Las informaciones sobre la colaboración entre Hamás, que gobierna en la Franja, y los grupos terroristas del Sinaí han llevado a los egipcios a mantener cerrada la terminal de Rafah la mayor parte del tiempo.
Un reportaje del Canal 2 israelí informaba el otro día de que Shadi al Munei, jefe de la rama deEstado Islámico (ISIS) en el Sinaí, visitó recientemente Gaza para mantener conversaciones secretas con líderes de Hamás. Según el reportaje, el jefe del ISIS mantuvo conversaciones con los jefes del brazo armado de Hamás, las Brigadas de Ezedín al Qasam, acerca de ampliar la colaboración entre los dos grupos.
Pero hay otra razón por la cual los egipcios insisten en mantener cerrada la terminal de Rafah, dejando a miles de palestinos varados a ambos lados de la frontera: la actual lucha de poder entre Hamás y Fatah.
Antes de culpar a los egipcios de la difícil situación en que se encuentran los habitantes de la Franja, los palestinos, para variar, tendrían que pedir cuentas a sus líderes de su constante sufrimiento.
En las últimas semanas se ha hecho evidente que la disputa entre Hamás y Fatah es el motivo principal del cierre continuo del paso fronterizo de Rafah.
El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, no se fía de Hamás; esa es la razón por la que no está dispuesto a reabrir la terminal de forma permanente.
Sisi le dijo recientemente al presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, que Egipto sólo estaría dispuesto a reabrir la terminal de forma permanente si Hamás renunciase al controlsobre el lado palestino de la frontera y dejase que lo asumieran las fuerzas de la AP, con lo que se volvería a la situación previa al verano de 2007, cuando el movimiento islamista se hizo con el control de Gaza.
Si bien Sisi no se fía de Hamás, cabe decir que Hamás no se fía de la AP ni de Abás. Hamás no quiere ver de ninguna manera a las fuerzas de seguridad de Abás de vuelta en la Franja, aunque eso suponga que miles de palestinos se queden varados a ambos lados de la frontera y viviendo en prisiones a cielo raso.
"Hamás no dejará nunca el control de la terminal en las sucias manos que traicionaron a los palestinos", explicó Salah Bardawil, alto cargo de Hamás en Gaza. "Hamás no puede venderle a esas manos su pueblo, no importa el precio". También dijo que los palestinos de la Franja habían estado sobornando a los oficiales de la AP de la Margen Occidental a fin de obtener el permiso de las autoridades egipcias para cruzar a través de la terminal de Rafah.
Al negarse a ceder el control sobre el paso fronterizo con Egipto, Hamás está tomando de facto a toda la población de Gaza como rehén. Hamás dice: "O seguimos controlando la terminal de Rafah, o no entra ni sale nadie de la Franja". Lo máximo que Hamás está dispuesta a aceptar es un acuerdo que le permita gestionar la terminal en asociación con la AP, idea a la que Abás sigue oponiéndose con firmeza.
Según el Ministerio del Interior controlado por Hamás, unos 25.000 palestinos necesitan salir de la Franja a través de la terminal de Rafah por "razones humanitarias". Aun así, Hamás no está dispuesta a hacer ninguna concesión para mitigar el sufrimiento de su pueblo.
A Abás, por su parte, no parece importarle realmente que los palestinos de Gaza se conviertan en rehenes o prisioneros. De hecho, es probable que esté esperando que la crisis lleve a los palestinos a rebelarse contra el régimen de Hamás, allanando el camino para que la AP vuelva a la Franja.
En lugar de intentar resolver la crisis de Gaza, Abás está demasiado ocupado librando una guerra diplomática contra Israel en el ámbito internacional. Quiere denunciarlo por "crímenes de guerra" ante la Corte Penal Internacional, pasando por alto el hecho de que él y Hamás son responsables del sufrimiento de decenas de miles de palestinos en Gaza.
La disputa entre Hamás y Fatah ha convertido a los palestinos de la Franja en rehenes y prisioneros. Los palestinos nunca serán capaces de resolver sus problemas mientras sigan ignorando el hecho de que su mayor tragedia durante las últimas décadas han sido (y siguen siendo) sus líderes fracasados y corruptos, que están dispuestos a sacrificarlos por sus propios intereses.
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