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Jorge Alcalde

Algunas notas sueltas sobre París

¿Realmente ha cambiado la historia del combate de la humanidad contra el calentamiento? ¿Habremos salvado el planeta?

Que la Cumbre de París ha sido un éxito ya casi nadie lo duda. Al menos ha sido uno de los mayores éxitos en la historia reciente de la diplomacia francesa. Las casi lágrimas de Laurent Fabius al anunciar mazo verde en mano el acuerdo lo demuestran. Francia no se podía permitir que de su suelo no saliese una firma. Aunque no sea vinculante. Aunque para ello haya que ceder a algunas "pequeñas correcciones" de Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí, China y Venezuela: esos países de tan inveterada historia de respeto al medio ambiente.

A las 7 de la tarde (cuando aún se esperaba con ansia que el plenario de la convención decidiera firmar por unanimidad el acuerdo) Yeb Saño, activista ecologista filipino muy reconocido, tuiteaba un triste "Felicidades USA; ya tienes el acuerdo no vinculante que querías". Era la primera señal de que muchos no iban a tragar con la resolución de las negociaciones. Por mucho que los políticos presentes lo aplaudieran como si acabara de salir al escenario Bruce Springsteen a dedicarles una canción. Era enternecedor ver a nuestra ministra García Tejerina compitiendo en decibelios de aplaudímetro con el mismísimo fantasma reencarnado de Al Gore.

Los delegados de las casi doscientas naciones asistentes (esta es una de las reuniones más caras de la historia de la humanidad) podían volver a casa con algo más lustroso que los sonados fracasos de las 20 reuniones anteriores. Los grupos ecologistas de menor ansia combativa (es decir, ya casi todos) no tendrían que volver a esconderse tras 18 años de ridículos consecutivos. Los medios de comunicación menos críticos (es decir, ya casi todos) tenían el titular prefabricado: "Acuerdo histórico".

Pero ¿realmente ha cambiado la historia del combate de la humanidad contra el calentamiento? ¿Es de verdad éste un punto de inflexión sin retorno? ¿Habremos salvado el planeta?

Como no soy quién para juzgarlo, permítanme que lo veamos a la luz de otros ojos más autorizados; de datos extraídos, ni más ni menos, que de la información ofrecida ayer en los pasillos del Parque de Exposiciones Paris Le Bourguet

No sé a ustedes. Pero un acuerdo que aplauden por igual Al Gore y Arabia Saudí. Que exime a China de rendir cuentas de su descarbonización. Que permite a Venezuela seguir aprovechándose de los precios del petróleo más bajos de la reciente historia. Que va colar en el Senado de Estados Unidos a poco que Obama se ponga una corbata verde para presentarlo. Que escama a los más radicales y vituperantes defensores de la causa climática. Que aborda un problema que no está ni entre las 10 prioridades de los ciudadanos de los países firmantes. Que nos va a costar 100.000 millones de dólares al año. Que solo cubre el 10 por 100 de los objetivos de mitigación expuestos en Kioto… No parece que sea un éxito sonado.

Pero, claro, será que yo soy un negacionista vendido a las petroleras.

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