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EDITORIAL

Mas, el indeseable

Mas es uno de los peores políticos que ha padecido Cataluña en su historia moderna. Sin lugar a dudas merece pasar por el trance que está pasando.

En una asamblea celebrada este domingo, la batasunesca Candidatura de Unidad Popular (CUP) ha vuelto a manifestarse en contra de que el próximo jefe del Gobierno autonómico catalán sea el actual presidente en funciones, el convergente Artur Mas.

El no ha sido rotundo, contundente. De hecho, ha duplicado en votos al . Los asamblearios de la formación antisistema de extrema izquierda se han decantado mayoritariamente por negociar con Junts pel Sí un candidato alternativo, y la opción de la convocatoria de elecciones anticipadas también ha obtenido más apoyos que el mandatario en funciones.

Artur Mas, pues, ha cosechado un nuevo fracaso. Al iluminado que pretendía estafar al electorado presentándose como mero número 4 de la candidatura contenedor de Junts pel Sí por la provincia de Barcelona le está saliendo mal la jugada y se está dejando en el envite el ínfimo crédito que aún tenía.

Mas es uno de los peores políticos que ha padecido Cataluña en su historia moderna. Sin lugar a dudas merece pasar por el trance que está pasando. El insensato que lo apostó todo a la división de Cataluña se está viendo humillado precisamente por sus aliados en tal misión. Unos aliados más fanáticos que él que quieren seguir adelante con su golpe de Estado de una forma aún más drástica.

Mas, el pésimo Mas, se ha convertido en un auténtico indeseable para todo el mundo en Cataluña, salvo para sus cada vez más menguadas huestes, que tan tremenda responsabilidad tienen en el patético espectáculo que protagoniza aquél. Si hay un personaje que no merece rescate alguno, ni ahora ni, mucho menos, después del 20-D, es él.

Ojalá sirva su vergonzoso ejemplo para que empiece a cundir la sensatez en el Principado, que está viviendo tiempos de verdadero oprobio.

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