Colabora
Enrique Navarro

Siria: El escenario se despeja para Assad

La internacionalización del conflicto Sirio es ya una realidad con nuevos jugadores en escena.

Caza Shukoi Su34 | Flickr - Poter.Simon

La primera semana de octubre ha marcado un cambio brutal en el conflicto civil que Siria lleva sufriendo hace años. Si bien la coalición internacional había ejecutado cientos de operaciones en los últimos meses, parece que sus consecuencias han sido mínimas comparadas con los avances que las fuerzas combinadas ruso e iraníes que apoyan a Assad han alcanzado en esta semana.

Operaciones de Rusia y sus aliados

Rusia ha intensificado su presencia tanto de medios como en intensidad. Hace 48 horas cuatro buques rusos lanzaron desde el mar Caspio 26 misiles de crucero que recorrieron 900 millas para alcanzar sus objetivos en las zonas dominadas por la coalición sunita que lucha contra el régimen de Assad desde el comienzo del conflicto, por distinguirla del Estado Islámico. Este lanzamiento de los misiles sin previo aviso con el riesgo que supone para la conducción de las operaciones militares de la coalición internacional, fue anunciado por Putin mientras afirmaba su voluntad de cooperar con las fuerzas occidentales.

La utilización de misiles para atacar posiciones rebeldes en Siria está siendo vista desde los países europeos como una demostración de fuerza, ya que no era necesario semejante despliegue teniendo cuarenta aviones de combate sobre el terreno. En una rueda de prensa celebrada este miércoles, el Ministerio de Defensa ruso dejó claro que ha disparado por primera vez un tipo muy particular de proyectil: el SS-N-30A. El gesto de Moscú llama la atención por varias razones, pero quizá la principal de todas es el plan de vuelo seguido por los 26 misiles SS-N-30A lanzados desde pequeños navíos con apariencia de pesqueros, que han atravesado el espacio aéreo iraní e iraquí antes de impactar contra sus objetivos en Siria.

Con el acuerdo de sus "socios" Teherán y Bagdad, los 26 misiles Kalibr han sobrevolado el terreno a veinte metros de altitud y a una velocidad cercana a 1.000 kilómetros por hora. Diseñados para sorprender al enemigo, vuelan tan bajo para esquivar el radar y, cuando se acercan a su objetivo, aceleran hasta 3.500 km/h para impactar sobre él con una precisión de 3 metros. La operación, claramente desproporcionada, parece diseñada así como la puesta de largo de los SS-N-30A, una especie de bautismo de fuego público que sirva para enviar un mensaje directo a la OTAN y a los países europeos. Los 2.500 kilómetros de alcance le permiten alcanzar multitud de objetivos en Europa Occidental no sólo desde lanzamisiles situados en terreno ruso, sino también desde el Mar Negro, siendo de muy difícil detección.

Las operaciones aéreas de Rusia ha continuado durante esta semana y 57 ataques aéreos se han producido desde el lunes al jueves, de los cuales solo dos han tenido como objetivo al DAESH, como ha señalado el primer ministro turco Ahmet Davutoglu. En total los aviones rusos han efectuado 200 salidas, y apenas veinte han tenido como objetivo al Estado Islámico desde que comenzaron las operaciones.

El pasado miércoles, los ataques aéreos sirvieron para apoyar las operaciones terrestres del ejército oficial sirio, que avanzó tomando seis pueblos en Hama e Idlib. Las operaciones de apoyo a las fuerzas terrestres continuarán al menos dos semanas hasta conseguir controlar las dos principales áreas dominadas por los rebeldes cortando la retirada a Turquía. Ayer mismo tomaron la ciudad de Baksa a cien kilómetros de Latakia, ciudad tomada por el Frente de Al Nusra a comienzos de agosto. Se calculan que 40 civiles han muerto en los ataques de la aviación rusa, aunque la versión oficial es que fueron asesinados en su huida por el grupo vinculado a Al Qaeda.

En la actualidad operan además de las docenas de SU-22 Fencer y SU-25 Frogfeet, aviones cazabombarderos SU-35 y SU 30. Unos cuarenta aviones están ya desplegados en la base de Latakia. Rusia sigue insistiendo en que su actuación se centra contra el Estado Islámico aduciendo que se ha destruido la mitad de su infraestructura, aunque los datos de los satélites indican que ni un 10% de las acciones militares se han producido contra el DAESH. Varios aviones han efectuado misiones equipados con misiles R-77 aire-aire diseñados para derribar un avión enemigo a media distancia; lo que se antoja un escenario extraño en una zona donde todos los aviones de combate que operan son supuestamente aliados.

La internacionalización del conflicto es una realidad con nuevos jugadores en escena. Unos tres mil efectivos de Hizbullá se han unido a las fuerzas gubernamentales para atacar a los rebeldes a lo largo de la frontera con el Líbano donde existen importantes reductos de las tropas de la oposición. La intervención de Hizbulla en el conflicto apoyando a Assad y dirigidos por comandantes iraníes debería intranquilizar a Israel que ha visto con buenos ojos hasta ahora el fortalecimiento de la oposición sunita en la frontera con el Líbano.

Desde que la presencia rusa se ha intensificado, los aviones aliados apenas están realizando misiones contra el Daesh por la complejidad operacional sobre el terreno. La fuerza aérea australiana solo ha realizado dos misiones en los últimos ocho días. Y una situación similar se está produciendo con americanos y británicos, dadas las situaciones de potencial colisión que se producen volando a mil kilómetros por hora en distancias de apenas 10 kilómetros. En este entorno de creciente inseguridad, el pasado lunes y martes aviones de combate rusos violaron el espacio turco y amenazaron con sus radares de captación de objetivos a aviones turcos, habiéndose comprobado que se trató de una acción premeditada por parte rusa. Pareciera que los rusos no quieren muchos testigos de sus acciones militares. En algunas misiones los sukhoi incluso han desconectado sus transpondedores para que sus comunicaciones no sean interceptadas ni tampoco sean perseguidos por los radares aéreos de la coalición ya que no parece que los rebeldes tengan capacidad de interceptación o de seguimiento de las comunicaciones rusas.

Mientras, el Pentágono todavía está esperando la respuesta rusa al borrador de documentos para instaurar unos procedimientos de seguridad técnica para los vuelos de las aeronaves sobre Siria. La ausencia de este acuerdo está limitando las acciones militares aliadas en el territorio.

La presencia iraní en el conflicto

Al parecer y según diversas fuentes, la operación militar rusa en Siria fue planeada el pasado mes de julio durante la visita del mayor general Qasssem Soleimani de la guardia revolucionaria de Irán. Las operaciones de Assad y de Rusia están siendo apoyadas y monitorizadas desde el interior del país por el mayor general Soleimani, comandante en jefe de los Quds, las fuerzas de élite iraníes, que dependen directamente del líder supremo iraní Ali Jamenei. Diversas fuentes afirman haber visto al general dirigiendo y coordinando operaciones sobre el terreno en Siria, planeando la acción conjunta de las fuerzas sirias y rusas.

Al parecer el general Soleimani y Putin estuvieron durante las reuniones que tuvieron lugar el pasado mes de julio revisando mapas y fotos de satélites y aéreas sugiriendo que los grupos rebeldes que contaban con el apoyo de guerrilleros llegados de Chechenia podrían expandirse hasta llegar a las puertas del Cáucaso si Moscú no actuaba. No cabe duda que Rusia e Irán tienen gran interés en contener el terrorismo sunita que afecta a gran parte del Cáucaso, a Irak y también a Europa y Estados Unidos, interés en el que pudieran confluir los países occidentales; aunque se temen que lo que pueda acontecer después sea peor para los intereses estratégicos de Occidente.

La mayor prueba de la presencia oficial iraní en Siria fue que el pasado jueves el comandante de las fuerzas especiales de Irán, Hossein Hamedani murió en los alrededores de Aleppo, ciudad controlada por los rebeldes sunnitas. Según la noticia oficial iraní murió defendiendo la ciudad santa chiíta de Damasco. Se trata del militar de mayor rango iraní muerto en combate desde 1979. Anteriormente había permanecido en la ciudad santa de Najaf en Irak apoyando a las fuerzas chiítas contra el Estado Islámico.

La dimensión de la participación iraní en el conflicto no está muy clara pero los continuos funerales en diversas ciudades en Irán de combatientes fallecidos en Siria e Irak revelan un amplio soporte al régimen de Assad. Al parece una unidad de chiítas procedentes de Afganistán que ya luchó durante años en las provincias del oeste del país habría sido enviada a luchar con las fuerzas gubernamentales en Siria. Según algunas fuentes unos setenta iraníes habrían fallecido en Siria desde comienzos de año. Cientos de iraníes han llegado en los últimos diez días para unirse a las fuerzas de Hizbulla y de Assad para la campaña en las provincias controladas por los sunnitas del Frente Al-Nusra vinculado a Al Qaeda y el poderoso Ahrar al-Sham que se desarrollará en las próximas semanas.

La razón fundamental de Rusia para no atacar al Daesh a mi juicio es porque las zonas ocupadas por el Estado Islámico son más bien dispersas y con menor valor estratégico, y sobre todo porque el futuro del Daesh se juega en Irak, donde realmente tienen numerosos recursos. El Estado Islámico con el fin de fortalecer su posición en el mundo sunita podría moderar su discurso para atraer a su favor a la minoría sunnita de Irak, que aparece todavía dividida ante el dilema de luchar con el actual gobierno de Bagdad dominado por los chiítas o tomar partido por los viejos hombres de Saddam que ahora dirigen el Daesh.

Sin embargo Rusia tiene las manos atadas en Irak; una posible intervención militar apoyando al gobierno de Bagdad no sería aceptada por Estados Unidos que mantiene todavía un control político sobre Bagdad y una presencia militar significativa. Sin embargo, si la presencia iraní se incrementa y Assad retoma el poder en Siria, el conflicto derivaría con toda seguridad a Irak donde la envergadura de los combate sería mucho mayor por el tamaño de las fuerzas enfrentadas. Ante este entorno las tropas aliadas deberían abandonar el país de forma inmediata ya que una intervención militar en este contexto sería política y técnicamente imposible.

La reacción de los países occidentales

El escenario se ha complicado más en esta semana. El portaviones Theodore Roosevelt abandonó esta semana las aguas del golfo con sus 65 cazas y cinco mil hombres debido a los recortes presupuestarios que le obligan a reducir sus tiempos de presencia en estas misiones, mientras que aviones rusos interceptaban hace tres días un Predator de las fuerzas norteamericanas sobre Siria.

En esta misma línea, la ministra de defensa alemana informó que la retirada del servicio de la batería Patriot desplegada en Turquía para apoyar a las operaciones aéreas de la coalición se producirá la próxima semana mientras que sus tropas dejaran el país antes de Navidad. Mientras, España espera instrucciones de la Alianza Atlántica para mantener la batería Patriot desplegada.

Por si éramos pocos, según la edición Hindú del International Business Times, China estaría preparando el despliegue de sus modernos aviones J-15 para combatir al Estado Islámico, supuestamente. China tiene importantes intereses estratégicos en Siria. La China National Petroleum Corporation posee la mitad de los campos de petróleo sirios y gran parte de los oleoductos, por lo que su interés no sería solo benéfico para los intereses de Occidente.

La semana que viene será decisiva para conocer la evolución del conflicto, pero si la presencia rusa no tiene límites, y actúa coordinadamente con las fuerzas del ejercito leales a Assad y los apoyos de Líbano e Irán, las operaciones militares darían un vuelco casi definitivo.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario