Seis días para el Acabose
El 27S puede sacar mayoría absoluta un abigarrado gentío de partidos y partidas, de figuras y figurones, de patums y telepatans.
A seis días del 27S y según las encuestas publicadas este mismo fin de semana, sólo el voto oculto puede salvar al Gobierno oculto, a la oculta Oposición, al oculto empresariado catalán, que ha criticado un poquito, por primera vez desde que Pujol llegó al Poder, ese nacionalismo con el que tan cómodo se ha sentido estos treinta y cinco años. Sólo el voto oculto de los súbditos –que no ciudadanos- atemorizados por la dictadura separatista puede evitar que la lista de ladrones que el PP no ha querido procesar, de delincuentes que el PSOE ha querido proteger y de monjas trabucaires con el Nihil Obstat de los obispos catalanes –ocultos tras los obispos españoles- puedan cantar victoria sobre España y el Régimen Constitucional de 1978.
Seis días para movilizar lo que se ha desmovilizado durante siete lustros me parecen muy pocos. Serían suficientes si desde el 28S todos los partidos españoles se juramentasen para combatir sin tregua a los que han hecho del racismo la cobertura moral del odio, y de ese odio xenófobo la coartada para robar impunemente a los odiados. En rigor, bastarían siete minutos si las instituciones españolas empezaran a perseguir lo que hasta ahora han amparado, si comenzaran a meter en la cárcel a los que han convertido en deporte olímpico saltarse la Ley, seguros de que la Policía –el Gobierno español- no los perseguiría nunca. Porque nunca lo ha hecho.
Los muy poderosos quieren el Poder absoluto
El 27S puede sacar mayoría absoluta un abigarrado gentío de partidos y partidas, de figuras y figurones, de patums y telepatans, de los que ocupan todos los centros de poder y vienen mandando en Cataluña desde el franquismo, incluidos los franquistas de ayer que, como Godó, son los más antifranquistas de hoy. Sorprende ver a tanto millonario, a tanto prebendado y favorecido por Madrid, rebelarse contra esa España que les ha hecho tan ricos. Nunca tantos millonarios se alzaron contra tantos pobres, de Cataluña y de toda España. ¿Ha habido alguna vez una lista menos revolucionaria que la del Juntos por el sí, con la flor y nata del poder y del delito de los últimos 35 años? Ahí está la banda de Alí Pujol; ahí los añejos golpistas de la Esquerra –con los terroristas de Terra Lliure dentro-; ahí el vetusto PSUC, hoy ICV, con el Capitán Romeva como Doctor Spock; ahí el monjío que predica el odio a España, ahí el cantante de protesta muda y la defensa fiscal del Barça. Ni uno que no mande desde siempre o mande ahora. Ni uno que, si el 27S triunfa el golpismo separatista, dejará de mandar. Aún mandará más.
Pero contra toda lógica aparente, contra los que creen o fingen creer que la economía determina la política, contra los que piensan que el Poder tiende siempre a quedarse quieto, he aquí a ese rebaño de lobos, con tantos años como delitos, dispuesto a liquidar la legalidad en Cataluña y España. Y lo más sorprendente, lo típicamente catalán, es que estos patriotas suizos, estos incomprendidos con Ferrari, tienen el apoyo de los antisistema, que en Cataluña se consideran dentro del sistema por su odio a la legalidad y a los españoles pobres. La Colau y la Meona de Barcelona son del mismo bando que los Pujol Ferrusola. El chófer de Otegui pone en berlina al suizo Mas. Nunca hubo semejante mezcla de delincuentes prácticos y teóricos. Jamás tanta gente de poder se unió a tanta gente que dice que odia el Poder.
La dictadura atronadora del qué dirán
¿Cómo explicar que la carcundia más redomadamente cleptocrática de Europa pueda cantar victoria el domingo que viene junto a los okupas, que los desahuciadores figuren en el mismo bando que los desahuciados? Pues porque no hay rincón de Europa, salvo alguna comarca del Cáucaso, donde la dictadura del qué dirán sea más atronadora, donde los perseguidos por ser malos catalanes se parezcan más a los perseguidos por ser malos musulmanes, donde los periodistas y profesores sean muecines y ayatolás; y los políticos, despiadados verdugos de costumbres. Es tan feroz y ya tan antiguo el despotismo mediático en Cataluña que para que tuvieran lugar unas elecciones libres, con la opinión pública pluralmente informada, haría falta una década de desnazificación, o sea, de despujolización. Sería precisa la deslegitimación del temor en Barcelona, la demolición del Muro de las Lamentaciones al Contado en Madrid, y una dieta implacable de cargos y de dinero público en toda esa politicambre, enferma de peste antiespañola, que ha contagiado de odio a media Cataluña y de rabia a casi toda España.
¿Cabe esperarlo del Gobierno del PP? ¿Cabe imaginarlo en uno del PSOE? ¿Cabe soñarlo en uno de Podemos? Obviamente, no. Por eso faltan seis días para el Acabose. Y quisiera pensar que también faltan seis días para el comienzo de la Resistencia. O que, aunque sean seis mil, la habrá.
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