Víctor de mi vida
Víctor Claver dio un manotazo sobre la mesa en la victoria ante Grecia. Al fin.
Carta abierta a Víctor Claver:
Víctor de mi vida, no imaginas cuánto tiempo llevaba esperando enviarte estas líneas. Pertenezco a esa parte, muy numerosa, de seguidores del baloncesto que siempre, o casi, han pensado que algún día llegarías, al fin. Te reconoceré que casi pierdo la esperanza en algún momento de verte ser decisivo a nivel internacional. No me duelen prendas en decirte que hace diez días escribí que si no te veía rendir como debías en este torneo pensaría que se te debían acabar las oportunidades con España.
Víctor de mi vida, tantas veces nos desesperaste, en tantas ocasiones pensamos que sería imposible, que tu magnífico rendimiento contra Grecia (y el último cuarto ante Polonia), he de reconocerte que ha supuesto una sorpresa que no pocos ya no esperábamos. Cuántas veces habré dicho aquello de "en España nunca hemos tenido un alero con el potencial físico de Claver", esperando que tu exuberancia diera réditos a nuestro baloncesto. Y esperaba y esperaba, y nunca encontraba lo que te exigía. Pensé que te pedía demasiado. Probablemente así fuera.
Víctor de mi vida, ayer fuiste determinante para vencer a una Grecia en la que Antetokounmpo masacraba en el rebote. Creo que todos debemos de olvidarnos de encontrar en ti a un alero muy productivo en ataque, alguien que marque diferencias, pero me alegraría enormemente que hubieras encontrado tu sitio. Nunca dijiste una mala palabra, y te han llovido palos de todas partes, la primera la mía. Siempre fuiste un señor, y por eso te mereces que te lleguen los éxitos, aunque estos no lleguen al nivel de lo que un día todos soñamos para ti.
Víctor de mi vida, sin ti, España no habría llegado a semifinales. Y casi me atrevo a decir que se las habría visto negras para llegar a cuartos. Fuiste pieza clave en ganar bien a Polonia, lejos de los focos de Gasol, pero determinante en el barro. Y ni te cuento ante Grecia, donde peleaste de tú a tú cada rebote con el portentoso griego de 2,11 que nos machacaba. Siéntete importante, y créetelo, pues, más allá de los puntos anotados, fuiste pieza trascendental para superar la resistencia helena.
Víctor de mi vida, te seguiremos exigiendo, seguro que no ya que seas decisivo en ataque. Ya no esperamos eso de ti. Pero al fin hemos visto cuál es tu sitio. Y en esta España limitada, sin Ibaka, sin Marc, con Rudy lastrado, has sido pieza imprescindible en uno de nuestros caballos de batalla: el rebote. Y esto, Víctor, no lo olvidaremos. Pero queremos que te lo creas y que no te relajes. El rebote es la acción del juego más relacionada con el interés por hacer las cosas. No volveremos a dudar de tu capacidad, pero no nos vuelvas a hacer dudar de tu interés.
Gracias, por fin, Víctor de mi vida.
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