Podemos y la Química del carbono
El poliedro Podemos presenta tantas caras como enlaces posibles con otros partidos. En realidad, Podemos no es un partido sino un movimiento antidemocrático.
Es asombrosa la gran capacidad que tiene el carbono para combinarse de mil formas con otros elementos para constituir las más dispares moléculas. Pueden ser abonos, medicinas, venenos, todo tipo de materiales plásticos. El mundo que nos rodea ya no se entiende sin esa versatilidad.
Pues bien, en el mundo político nos toca vivir ahora en España un fenómeno análogo. El poliedro Podemos presenta tantas caras como enlaces posibles con otros partidos. En realidad, Podemos no es propiamente un partido sino un movimiento totalitario o, si se quiere, antidemocrático. La paradoja es que se sirve del sistema democrático para "asaltar" el poder. Es lo que hizo Hitler en su día y luego bonitamente disolvió todas demás las fuerzas políticas. Ahora no será tan burdo.
En la historia reciente también hemos visto democracias populares u orgánicas del más distinto pelaje. Todas apelan al "pueblo". Los de Podemos dicen "la gente". Su ideal es el de las "asambleas ciudadanas", a imitación de las asambleas de la Fácul. Nada de representación burguesa.
Alguien se podría preguntar cómo es que una formación antidemocrática tiene tanto éxito en España. Muy sencillo. En el fondo, la mentalidad de los españoles actuales no es muy favorable a la democracia. Ni siquiera los partidos establecidos aceptan las reformas que nos conduciría a una democracia plena. Más que un Estado de Derecho, en España tenemos un Estado de partidos con fuertes elementos intervencionistas, oligárquicos y caciquiles. Es lo nuestro, para qué vamos a engañarnos. Puede que sea la fórmula castiza hacia la democracia. De ahí que estemos siempre en perpetua transición.
Si el razonamiento anterior fuera correcto, la consecuencia lógica es que Podemos fagocitará al resto de la izquierda y asaltará el poder. Instalado en el cual disolverá todas las demás fuerzas políticas. Es inexorable que de una bellota brote una encina, no un manzano.
Cierto es que la sociedad no es tan fatalista como la naturaleza. Es decir, cabe siempre el efecto de la libertad humana. Menos mal. Pero habría que demostrar que la derecha en España se halla dispuesta a serlo, y no una versión camuflada de una especie de centro socialdemócrata. No otra cosa es la tendencia irrefrenable a aumentar el gasto público, las "políticas activas de empleo", las subvenciones de todo tipo. ¿A qué se debe la querencia por gastar mucho? Está claro, porque así se tiene más poder; por ejemplo, para nombrar cargos a dedo. Lo malo es que un erario crecido exige más impuestos, tasas, multas, licencias, permisos, inspecciones, etc. Es lo que tenemos. En esas condiciones el terreno queda abonado para la hegemonía de Podemos, con ese nombre o con cualquier otro. Propongo el de Queremos, ya que lo suyo es el voluntarismo, la utopía, la acción.
En los comentarios políticos, lo normal es que el autor confunda la realidad futura con sus deseos. A mí me pasa lo contrario. Presagio el porvenir no querido para ver si mis compatriotas hacen algo para evitarlo. Gracias les sean dadas.
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