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Emilio Campmany

La Susana se la juega a don Hilarión

A González le han cortado la cabeza por enfrentarse a la subida de impuestos de Rajoy del modo más intolerable, esto es, bajándolos.

A González no le han cortado la cabeza por lo del ático, sino por enfrentarse a la política fiscal de subida de impuestos de Rajoy del modo más intolerable que puede uno imaginarse, esto es, bajándolos. Así que lo normal es que Cristina Cifuentes haya sido nombrada candidata para, si gana, obedecer a Montoro y subir los impuestos cuanto sea necesario para pagar las letras que libra Artur Mas y acepta Rajoy. Que ése es el asunto central del nombramiento de Cifuentes lo demuestra el que en el primer bosquejo que ha hecho en público de lo que será su programa electoral ha dicho que bajará los impuestos. Y hay que reconocer que decirlo, lo que se dice decirlo, lo ha dicho, pero con la boca tan pequeña que lo probable es que nadie se lo haya creído. No por nada, sino porque a quien sucede le han cortado la cabeza precisamente por hacer eso mismo. Si quiere que la creamos tendrá que ser mucho más contundente y, después de acordarse de toda la parentela de Montoro, ciscarse abiertamente en su política y prometer solemnemente que, por mucho que le ofrezcan préstamos milmillonarios a interés cero, no pondrá las arcas de la Comunidad de Madrid al servicio de esa infame sanguijuela.

Un reverdecer de las informaciones sobre la Operación Púnica me hizo creer que ése sería el pretexto para prescindir de la candidatura de Esperanza Aguirre para el Ayuntamiento. Resultó que había una cosa aun más importante que hacer, que era lanzarla de la presidencia del PP de Madrid con el fin de evitar que desde ella pudiera disputarle a Rajoy la presidencia del partido tras el previsible batacazo en las autonómicas y municipales. Aguirre se negó y, pensando que sería peor dejarla controlando Madrid sin ser candidata, pactaron que se iría, pero sólo si ganaba la alcaldía. Si estos son realmente los términos del pacto es que Rajoy tiene todavía menos luces de las que parecía. Porque, para que Aguirre pueda disputarle la presidencia del partido a partir de mayo, no sólo hace falta que Rajoy se pegue un trastazo en autonómicas y municipales. Es igualmente necesario que Aguirre tenga un éxito electoral. Y sólo puede tenerlo siendo candidata. Y además, Madrid es donde más fácil le será conseguirlo. Si gana y Rajoy pierde, será la obvia candidata del PP en las próximas elecciones generales, con independencia de que siga o no siendo presidenta del PP de Madrid. Y si pierde no podrá constituirse en rival, conserve o no la presidencia del partido en la comunidad.

Por eso, como lo que quiere Aguirre es ganar para disputarle a Rajoy el liderazgo del centro-derecha, lo primero que ha hecho es posicionarse frente a la política del gallego y afirmar que asistirá a la manifestación contra el aborto del sábado que viene. La Susana se la ha jugado a don Hilarión. Y la Casta, si quiere ganar, debería tomar ejemplo.

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