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Pedro de Tena

Larga jornada preelectoral con liberales e indecisos

Hay que organizarse y sumar fuerzas para ir abriendo el camino a una concepción más libre y liberal de la democracia.

Comenzó ayer sábado entre los fantasmas mudéjares del Palacio de los Marques de La Algaba, los Guzmanes, que en el tiempo fue teatro y cine de verano, con la presentación de la publicación digital El Demócrata Liberal. A pesar del siempre ominoso silencio cernido sobre todo lo que no esté controlado por la política oficial, un honroso número de críticos con el régimen andaluz, la mayoría sin voto decidido, se dieron cita para suspirar juntos por una Andalucía abierta y democrática y reflexionar sobre el futuro que nos va a caer encima el próximo día 22. De profesiones varias, a todos ellos, algunos meritoriamente desplazados desde Málaga, los congregaba la certeza de que no habrá cambio posible ni en Andalucía ni en España si el régimen andaluz no cae. Algunos intervinientes pidieron el voto para UPyD, otros por Ciudadanos, otros confesaban haber votado al PP en 2012 y seguramente la mayoría aceptaría encantada una coalición poselectoral que terminara con el dominio asfixiante e inútil (para Andalucía y su prosperidad) ejercido por el PSOE desde 1982. En la tribuna, sus promotores, gente corriente mas valerosa y harta de ser ninguneada por los partidos tradicionales, meditaban sobre el papel de la ciudadanía libre y liberal en el control de los grandes poderes del Estado y de la región andaluza. Sí, cierto, una minoría, pero la salud de una democracia se manifiesta en el respeto que tiene a sus minorías. De lo contrario se avanza, como subrayó Tocqueville hace dos siglos, hacia el despotismo blando o la tiranía de la mayoría.

Sevilla estaba radiante de azahares aún tímidos pero la primavera se respiraba con el alma. Entonces fue el momento, sagrado para este Sur irredento, de la cervecita en los alrededores de la Alameda de Hércules. Lo confieso. Hacía tiempo que no asistía a un dialogo político con la frescura de la libertad, con la precisión que aporta la experiencia vivida y con la ilusión de quienes no quieren dar por muerta ni su ciudadanía, ni a su región andaluza ni a España. No negaré que algún pesimista radical, que no veía salida real del hoyo andaluz, también sorbía cruzcampo. Uno, que se cree soberbiamente conocedor de la tela de araña andaluza y sus hilos, se sorprendía de los detalles. Ya saben que el diablo está en las minucias, pero a veces se cuela el buen Dios en ellas. Una funcionaria de la Junta contó cómo el mismo día de 2012 en que el PP ganó pero perdió las elecciones, en su Consejería se encargaron bebidas y aperitivos, pagados por todos nosotros, claro, para celebrar la continuidad del régimen. Alguna casandra vaticinó que es lo mismo que harán si la aritmética electoral les permite seguir manteniendo su termitero político con Podemos. Aunque se apuntó la hipótesis, a la mayoría de los presentes no les cabía en la cabeza que el PP andaluz, o Ciudadanos o UPyD pudieran ser instrumentos de la eternidad del régimen, pero... La duda volaba tras las declaraciones de algunos de sus líderes. Será el fin de quien lo haga, se preveía. Quizás, quizás, quizás.

El debate persistió hasta el anochecer y cuando las estrellas clavaron sus rejones en el cansancio de las terrazas (Lorca siempre) o apagó la candela/el sudor de la noche/y la estrella fue estrella (José María Hinojosa, poeta del 27, introductor del surrealismo en España; fusilado en agosto de 1936 por ser de derechas por los milicianos en Málaga; sepultado por el régimen andaluz y resucitado por Alfonso Sánchez y otros), fuimos volviendo a nuestras vidas cotidianas. La pena del corazón era la lejanía de los políticos hacia la gente real, con nombres y apellidos, problemas y esperanzas. La convicción sentida apuntaba a la necesidad de unos cambios constitucionales sin revoluciones ni radicalismos inútiles que devolvieran la condición de ciudadanos a los andaluces y a los españoles. La voluntad reafirmaba la necesidad de la resistencia si finalmente había que sufrir las galeras de otros cuatro años de régimen. La conclusión fue que toda España, y especialmente Andalucía, más que nuevos partidos, precisa la construcción social y moral de una sociedad civil que haga imposible que satrapías gigantescas anuladoras de la libertad y la decencia puedan volver a ser impuestas a la ciudadanía. El corolario, organizarse y sumar fuerzas para ir abriendo el camino a una concepción más libre y liberal de la democracia en los cuatro puntos cardinales de España.

Y en esto, oscureció sobre la jornada sabatina de liberales e indecisos y se despertó Hinojosa musitando: "Yendo a marchas forzadas,/atravieso la noche; llegaré a la mañana".

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