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EDITORIAL

El buen ejemplo del Rey, empañado por el malo del 'emérito'

No hay derecho que los emolumentos del rey 'emérito' desluzcan o hagan inútiles los sacrificios de Felipe VI.

La Casa del Rey ha hecho pública la distribución de los 7.700.040 euros consignados en los Presupuestos Generales del Estado para esta institución, el mismo monto que en 2014, y que el monarca distribuye libremente, de acuerdo con lo establecido en la Constitución. Es un gesto digno de alabanza que Felipe VI, en los primeros presupuestos que distribuye, haya decidido rebajarse su sueldo más de un 20% para pasar a cobrar 234.204 euros brutos anuales, 140.519 de los cuales los percibe por dotaciones económicas y los 152.233 restantes por gastos de representación. Debemos recordar, en este sentido, que Don Juan Carlos, al contrario de lo que ha hecho su sucesor, no redujo en ningún momento su sueldo, a pesar de que el Gobierno ha venido reduciendo año tras año desde 2010 el presupuesto de la Casa Real.

Este positivo gesto de Don Felipe queda, sin embargo, empañado por su decisión de otorgar casi 300.000 euros anuales a sus padres, concretamente 187.356 a Don Juan Carlos y 105.396 a Doña Sofía: por mucho que fuentes de La Zarzuela hayan dado a entender que para fijar esa asignación se ha tomado como referencia lo que cobran otros reyes que han abdicado, lo cierto es que dichos importes son a todas luces excesivos para dos personas que ya apenas ejercen labores de representación. No parece tampoco muy lógico que un rey jubilado perciba una retribución un 45% superior a la que percibe la reina en ejercicio, Doña Letizia, cuyo salario no alcanza los 106.000 euros.

A ello hay que sumar un asunto tan espinoso como la cuantía de la fortuna personal de Don Juan Carlos. Según el experto Herman Matthijs, el patrimonio personal de Juan Carlos I en el momento de su abdicación era superior a los 1.600 millones de euros, cantidad muy similar a las que han publicado la revista Forbes o el diario The New York Times. Se trata de un patrimonio increíble, que no sólo no se justificaría cediendo a Don Juan Carlos el 20% del sueldo de Don Felipe sino ni siquiera concediéndole el 100% de todo el presupuesto asignado a la Casa Real durante sus 39 años de reinado.

Aunque tan astronómica fortuna personal no fuese ni de lejos cierta –asunto del que la Casa Real sigue, por cierto, sin informar–, seguro que el rey emérito habrá ahorrado lo suficiente como para que no sea necesaria una retribución tan elevada como la que se le ha concedido una vez ha abdicado la Corona. Si los últimos viajes a Londres, Nueva York o Arabia Saudita de Don Juan Carlos no han dado, precisamente, prestigio a la Institución, tampoco hay derecho a que sus emolumentos desluzcan o hagan inútiles los sacrificios del Rey.

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