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Daniel Rodríguez Herrera

El aborto seguirá siendo un derecho

Lo que se lleva en el PP de Rajoy es hacer lo que Arriola manda, y hacerlo además mal. No sólo perderán la mayoría. Es que merecen perderla.

No ha podido quedar Rajoy peor ante sus votantes. Ha estado casi un año dejando que la defensa del proyecto de ley del aborto, encargado por él, corriera prácticamente en solitario a cargo de Gallardón, convertido en sorprendente e inesperado caballero blanco de una derecha a la que dedicó toda su vida política a traicionar. Y después de meses de desgaste se echa atrás. Quienes quieran ver en el PP un partido carca y preso del integrismo católico se han cargado de razones en este tiempo. Quienes lo consideran un partido veleta y relativista que ha renunciado a defender una sola de las posiciones de sus votantes, más aún.

Pero, al margen del politiqueo, quedará la norma que finalmente se apruebe en el Congreso. Que las adolescentes no tuvieran derecho a voto pero sí pudieran abortar sin que sus padres siquiera lo supieran era una barbaridad cuya eliminación sólo parecerá mal al feminismo más radical. Y ya escribí en su día que la reforma de Gallardón no variaba nada sustancial en la práctica, puesto que con plazos o con supuestos iba a seguir abortando quien quisiera hacerlo. Sin embargo, sí existía un cambio importante, un cambio más abstracto, filosófico si quieren, que era sin duda lo mejor del proyecto y que parece haber sido también olvidado: el aborto seguirá siendo considerado un derecho.

Resulta ya cansino que cualquier cosa que la izquierda considere buena la califique de derecho y así la blinde ante posibles reformas. Una vez más, el truco ha funcionado a la perfección. Ahora todo, de la sanidad y la educación hasta la banda ancha, es considerado un derecho. Y por eso existe una obligación por parte de los contribuyentes a pagárselo, en todo o en parte, al vecino. Pero que se llegue al extremo de calificar de derecho el eliminar una vida humana resulta sencillamente monstruoso.

Existe una diferencia enorme entre permitir matar a un ser humano porque su grado de desarrollo creemos que no nos permite calificarlo aún de persona y considerarlo ese acto un derecho. Como tampoco es lo mismo abortar porque se considera que no queda otra salida mejor para una situación difícil y hacer propaganda del aborto y describirlo en términos positivos, como si fuera algo de lo que enorgullecerse. El PP podría haber dejado intactos los plazos, acabado con el aborto a los dieciséis sin informar a los padres, dejar de considerarlo un derecho y fomentar otras opciones. Hubiera evitado así la mayoría de las críticas que ha recibido y seguirá recibiendo y el resultado, en la práctica, habría sido el mismo o incluso mejor. Pero está claro que lo que se lleva en el PP de Rajoy es hacer lo que Arriola manda, y hacerlo además mal. No sólo perderán la mayoría. Es que merecen perderla.

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