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Amando de Miguel

Abdicación y palabras precisas

Mala cosa es que las manifestaciones en pro de un referéndum sobre la forma de Estado exhiban solo la bandera de la II República.

Ignacio Frías me remite copia del solemne documento que significa la carta del Rey al presidente de Gobierno. Le comunica su "decisión de abdicar la Corona de España". Entiendo que esa frase no es muy feliz. El verbo abdicar puede ser transitivo o intransitivo. Es más claro ese segundo uso, en cuyo caso se abdica de una posición. Por otra parte, la corona, como el trono, son metáforas, pues ni los reyes españoles se coronan ni normalmente se sientan en un trono. Esas son liturgias de los reyes ingleses. Aquí los reyes recién proclamados juran la Constitución. Señala don Ignacio que lo más curioso de la carta del Rey a Rajoy es que se encabeza con la fecha de "02 de junio". Caramba, va a ser cosa de que empecemos a designar así las fechas de los primeros días de cada mes, con ese cero tan petulante.

Contrasta el fervor monárquico de casi todos los dirigentes políticos (incluidos los socialistas) con el clamor de las banderas republicanas en la calle. ¿No se podrían contrarrestar con banderas simplemente nacionales? La bandera de la II República lo es de un régimen que feneció hace tiempo con muy poca gracia. Incluso aunque pasáramos a una III República, no veo por qué razón no iba a poder continuar la secular bandera de España.

Mala cosa es que las manifestaciones en pro de un referéndum sobre la forma de Estado exhiban solo la bandera de la II República. Es como decir que no quieren realmente una consulta popular sino su resultado: el fin de la Monarquía. Es lo que ocurrió en el año 31. La evolución no pudo ser más catastrófica.

El otro día seguí por la televisión de todos los españoles una entrevista con el presidente Zapatero. La periodista le hizo una pregunta inteligente: "¿Cómo es posible que usted apoye la continuidad monárquica cuando su partido solo se manifiesta en la calle como republicano? ¿No es el PSOE un partido esencialmente republicano?". El entrevistado tenía una respuesta lógica, pero no se atrevió con ella: "Mire, en mi posición y con mi sueldo vitalicio, yo tengo que decir que apoyo a la Monarquía". En su lugar, hizo un juego malabar y contestó: “El PSOE fue un partido republicano cuando en España hubo Monarquía absoluta. Ahora que la Monarquía es constitucional, el PSOE ya no es republicano". Hay que ser merluzo –por decirlo con suavidad, dado el prestigio de ese pescado– para asegurar una cosa así. Además, Zapatero sigue su táctica inveterada de decir melonadas con un tono suasorio, hablando despacio y con solemnidad. Pero los españoles no somos tan tontos. Bueno, algunos sí.

Ya tenemos a Felipe VI después de jurar la Constitución. En cuyo caso hay que proceder a hacer una nueva, de arriba abajo. Ya no caben reformas parciales, que hubieran sido buenas hace unos años. Mucho cuidado con la tentación de convertir a España en una especie de Commonwealth para dar paso a las independencias de las regiones y los cantones. Pero no adelantemos acontecimientos. Lo primero es componer una comisión redactora del nuevo texto. (Por favor, que no se diga "carta magna"). Mi sugerencia humilde es que esa comisión no esté compuesta solo de juristas. Y, sobre todo, que sean personas que conozcan bien el idioma español. Prefiero que sean jóvenes y que no lleven coleta en el pelo. No deben representar a los partidos sino a su personal valía.

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