La tragedia de los niños sirios
Más de cuatro millones de niños presentan graves carencias alimentarias y sanitarias.
Estas cifras que arroja la guerra de Siria son escalofriantes: 10.000 niños muertos como consecuencia directa del conflicto, 1,2 millones de niños desplazados a los campos de refugiados de los países vecinos; 4,3 millones de niños con graves carencias alimentarias y sanitarias en la propia Siria.
La guerra ha arrasado el sistema sanitario sirio. En estos momentos, los niños -y, por supuesto, el resto de la población- pueden morir no sólo por una bala o una bomba, también por el lamentable estado de la atención médica, incluso la de carácter básico. Un informe de la organización Save the Children, que lleva desde 2012 trabajando sobre el terreno, relata de primera mano el drama al que se enfrentan los menores atrapados en un país azotado por tres años de contienda.
El 60% de los hospitales y casi el 40% de los centros de atención primaria han sido dañados o directamente destruidos. La producción de medicamentos, industria en la que Siria era autosuficiente hasta 2010, se ha reducido un 70%. Casi la mitad de los médicos ha abandonado el país, y en zonas como Alepo la situación es crítica: en esta ciudad sólo quedan 36 de los 2.500 médicos que había antes de la guerra. Así las cosas, los padres con niños enfermos que acuden a un centro sanitario a menudo se arriesgan a administrar algunos tratamientos ellos mismos, o tienen que deambular en busca de una ayuda cada vez más difícil de encontrar. Los pocos centros sanitarios que permanecen operativos se encuentran colapsados, y sus profesionales sencillamente no pueden atender como quisieran a los pacientes, niños incluidos.
Save the Children detalla algunas de las consecuencias más dramáticas del colapso de la sanidad nacional:
- Niños que han padecido amputaciones por la carencia de equipamiento básico para practicar curas de urgencia.
- Bebés prematuros muertos en las incubadoras a causa de cortes en el suministro eléctrico.
- Pacientes a los que se deja inconsciente a base de golpes secos en la cabeza por falta de anestesia.
En cuanto a las medidas elementales de prevención, los programas de vacunación han dejado de funcionar, lo que ha provocado que enfermedades como el sarampión y la meningitis, prácticamente inexistentes antes de que estallara el conflicto, o la poliomielitis, completamente erradicada desde 1995, estén haciendo presa en capas cada vez más amplias de la población infantil.
La organización humanitaria reconoce que iniciar la reconstrucción del sistema sanitario sirio no va a ser fácil mientras dure el conflicto. Sin embargo, hay algunas acciones que, de llevarse a cabo con urgencia, supondrían una mejora significativa en la vida de los niños. Por lo pronto, Save the Children pide que se establezca un corredor sanitario que permita llevar vacunas, agua, alimentos y medicinas allí donde sea más necesario, así como que se prohíba atacar las instalaciones médicas y a los profesionales sanitarios.
© elmed.io
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