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Percival Manglano

La infancia es sagrada

Ningún grupo feminista ha recriminado nunca públicamente a estos dos cineastas su supuesta explotación, sometimiento y violación de niñas indefensas.

El cineasta Roman Polanski fue acusado en 1977 de violar a una niña de 13 años. Tras ser detenido, Polanski tuvo un juicio, pactó un acuerdo extrajudicial, estuvo en prisión durante 42 días y, ante la posibilidad de ser condenado, huyó de Estados Unidos. Desde entonces su ciudadanía y residencia francesas le han evitado ser extraditado a Estados Unidos para finalizar el proceso.

Estando en Suiza en 2009, Polanski fue detenido y, tras nueve meses de pesquisas y deliberaciones, las autoridades judiciales de dicho país denegaron la solicitud norteamericana de extradición y le pusieron en libertad. Nada más ser detenido, un buen número de directores de cine se solidarizó con él. Los cineastas firmaron una petición pidiendo su puesta en libertad y se declararon "consternados" y "estupefactos" ante el trato dado a "uno de los más grandes cineastas contemporáneos". Entre los abajofirmantes estaban Pedro Almodóvar, Costa-Gavras (cuya última película se titula, oh sorpresa, El Capital) y Woody Allen. El neurótico más famoso de Nueva York no sólo firmó la petición, sino que además declaró que Polanski era "una buena persona" que había "sufrido" por esta historia.

Hace escasos meses, la víctima de Polanski publicó un libro en el que narra lo que sucedió aquella noche de 1977 y le acusa de drogarla y violarla. Ahora, la hija adoptiva de Allen, Dylan Farrow, ha publicado una carta abierta en el New York Times en la que le acusa de abusar repetidamente de ella cuando tenía siete años. Esta acusación ya salió a la luz en 1993, cuando Allen y su entonces pareja, Mia Farrow, se separaron, pero no se llegaron a presentar cargos contra el cineasta neoyorquino. Allen siempre ha negado las acusaciones y lo volvió a hacer tras la carta de Dylan, tachándolas de "falsas y vergonzosas".

Que yo sepa, ningún grupo feminista ha recriminado nunca públicamente a estos dos cineastas su supuesta explotación, sometimiento y violación de niñas indefensas, ni lanzado peticiones para solidarizarse con las presuntas víctimas. Cierto es que ni Polanski ni Allen han sido condenados por los crímenes de los que se les acusa. Pero también es cierto que las activistas de Femen, por ejemplo, acosan a personas que tampoco han sido condenadas de ningún crimen, ni siquiera acusadas. El último ejemplo fue su asalto, al grito de "¡El aborto es sagrado!", del cardenal Rouca Varela cuando entraba en una iglesia para decir misa. También le arrojaron bragas manchadas de rojo.

En su carta, Dylan Farrow alude al hecho de que Woody Allen acaba de ser nominado a los Oscar por el guión de su última película, Blue Jasmine, para denunciar la complacencia del mundo del cine con la persona que ella define como un "depredador". Allen también ha recibido recientemente un Globo de Oro por toda su carrera, aunque, siguiendo su costumbre, no fue a recogerlo. Y Polanski ha sido nominado a tres premios franceses César por su última película, Venus in Fur.

Ante los reconocimientos que otorga el mundo del cine a dos personas acusadas de graves crímenes contra niñas indefensas y el vacío hecho a sus víctimas, ¿estarán considerando las activistas de Femen aprovechar la alfombra roja de los Oscar y de los César para, al grito de "La infancia es sagrada", lanzar muñecas pintadas de rojo a Polanski y a los miembros de la película de Allen?

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