Un sobresaliente para FAES
Hoy en España, ante el empuje del separatismo catalán, ante sus argucias y sus patrañas, todo esfuerzo pedagógico es poco.
La fundación FAES acaba de publicar el documento "20 preguntas con respuesta sobre la secesión de Cataluña", y es digno de celebrar que, al fin, pues se echaba en falta, el think tank de un partido de gobierno aporte argumentos e ideas sistemáticas sobre un proceso enmarañado y tergiversado ad nauseam por sus promotores. En formato FAQ (acrónimo de "preguntas más frecuentes", en inglés), que es muy legible, el texto responde con claridad y concisión al argumentario que viene difundiendo el nacionalismo catalán.
Los de FAES abordan cuestiones históricas, como si se puede hablar de una historia de "España contra Cataluña"; democráticas y legales, acerca del derecho a decidir y la autodeterminación; económicas y fiscales, como si es cierto que España ha robado y roba a Cataluña; y, naturalmente, las relativas a los costes de todo tipo de una secesión. Se trata de preguntas cuyas respuestas, me temo, no se pueden dar por sabidas, y que no se pueden dar por sabidas ni en la sociedad catalana, más expuesta al martilleo de la propaganda separatista, ni en el conjunto de la española.
Parte de ese déficit se debe a un vacío cuyo origen podemos remontar a décadas atrás y endilgar a la dejadez de los dos grandes partidos. Uno, el PP, ha actuado como si la unidad de España se defendiera simplemente proclamándola. Otro, el PSOE, se avergonzaba de defenderla, como aún le ocurre hoy, de ahí la moto federal, y se dejó seducir por el fulgor tribal. El hueco que ambos dejaron lo rellenaron con facilidad los nacionalistas donde eran más pujantes, asegurándose así de paso una hegemonía duradera.
No acaba ahí toda la historia. Porque hay un asunto capital sobre el que circulan y ganan predicamento ideas erróneas y hasta disparatadas: la democracia. La invocación a la democracia que hacen los separatistas para impulsar su consulta o referéndum pasa, con frecuencia escalofriante, por auténtica y cargada de razón. ¿Qué puede haber más democrático que consultar a la gente?, dicen. Y el sofisma cuela como gran verdad. El argumento nacionalista "que enfrenta la voluntad popular a la ley es, sin duda, el más pernicioso", sostiene el prólogo al documento de FAES.
Tiene ahí toda la razón Javier Zarzalejos. Por eso es la falacia más necesitada de disección y explicación. La democracia no hay que darla tampoco por sabida, y yerran quienes la ven como algo natural y fácil, que se reduce a cuatro reglas o sencillamente a votar. Al contrario, como escribía recientemente Guy Sorman, "la democracia es una conquista incesante de nosotros mismos" que requiere un constante esfuerzo. Hoy en España, ante el empuje del separatismo catalán, ante sus argucias y sus patrañas, todo esfuerzo pedagógico es poco. Bienvenido sea el de FAES.
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