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EDITORIAL

Una nueva voz para regenerar el sistema

Lo importante ahora es que haya gente que no mire para otro lado sino que haga frente con propuestas concretas a la profunda crisis que padecemos.

Desde Libertad Digital queremos dar la más cordial bienvenida a la vida política nacional a Vox, el partido que abanderan Santiago Abascal, José Antonio Ortega Lara, Ana Velasco, Ignacio Camuñas y una relación de nuevos nombres procedentes de diversos movimientos cívicos que tratan de ofrecer una alternativa desde el centroderecha y de abajo arriba.

Que un símbolo de la resistencia democrática a la barbarie terrorista como Ortega Lara considere necesario enfrentarse políticamente a los dos grandes partidos, en uno de los cuales militó durante años, es una prueba harto elocuente de la grave crisis de representación que padece el país. En cualquier otro, un héroe y un emblema de las libertades como Ortega Lara sería puesto por cualquier formación como ejemplo de fidelidad a los principios que deben articular la convivencia democrática. Aquí, sin embargo, es precisamente la falta de fidelidad a esos principios y la carencia de democracia interna en los partidos lo que hacen que personas como Ortega Lara sean vistas como obstáculos o lastres.

Lejos de ser un medio de canalizar de abajo arriba las demandas ciudadanas, los dos grandes partidos se han convertido en enormes organismos burocráticos que sólo se mueven al dictado de unas élites a las que sólo parece importar la poltrona, por la que están dispuestos a sacrificar las ideas propias y hasta las mismas reglas del juego. Denuncian la corrupción del contrario no para regenerar el sistema, sino para tapar la propia. Lejos de respetar los contrapesos que limitan el ejercicio del poder en los regímenes democráticos dignos de tal nombre, aquí los grandes partidos se alían para controlar el Poder Judicial, debilitar la sociedad civil y someter los medios de comunicación.

Este estado de cosas no sólo debilita el sistema sino que perjudica a la Nación en esta hora decisiva, con los nacionalismos en plena ofensiva secesionista. Y mientas, como dice Ortega Lara, el PSOE propugna un federalismo asimétrico que generaría "ciudadanos de primera y de segunda clase", el PP de Rajoy se encuentra "perdido en el limbo de las taifas" y se comporta ante los separatistas como “la gacela reclamando consenso al león”.

No menos preocupante es el acuerdo a favor de un degradante proceso de apaciguamiento con el terrorismo que afrenta la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas de ETA tanto como da esperanza a los asesinos de conseguir, además de impunidad, aquellos objetivos políticos por los que durante tanto tiempo se han manchado las manos de sangre.

Aunque en otros ámbitos ideológicos ya hayan surgido otras formaciones, como UPyD y Ciudadanos, con semejantes propósitos regeneracionistas, ya habrá tiempo de analizar posibles convergencias y tratar de evitar el riesgo de dispersión del legítimo y cada vez más extendido descontento para con el statu quo. Lo importante ahora, sin embargo, es que haya gente que no mire para otro lado sino que haga frente con propuestas concretas a la profunda crisis institucional, económica y nacional que padecemos.

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