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Pablo Planas

Negros y charnegos en Cataluña

Como se murió Mandela, Mas es Masdiba o Masdela. Ya fue Mastin Luther King y Mashatma Gandhi.

Como se murió Mandela, Mas es Masdiba o Masdela. Ya fue Mastin Luther King y Mashatma Gandhi, por lo que a nadie ha extrañado que una periodista de Catalunya Ràdio compare la legalidad española y la Constitución con el apartheid en medio de una entrevista al ciudadano Rivera, que lo flipaba mazo. En la realidad paralela catalana, entre la dimensión desconocida y un tetris-matrix, los charnegos seríamos ahora la reencarnación del afrikáner, minoría racista, supremacista, calvinista y constitucionalista que tendría sojuzgados a los catalanes del derecho a decidir. Seguramente lo de 1714 ya fue la primera guerra zulú, un paradigma de conflicto de colonización y descolonización: la Guerra de los Tres Siglos.

Para hablar de charnegos, charnegros y charnegobóers se ha organizado un congreso de historiadores en Cataluña. Un simposio de historia en Barcelona no es el comienzo de ningún chiste. Más bien parece el principio de una fábula o una sección de Radio La Colifata. Un congreso de historia aquí, en fin. Se titula "Espanya contra Catalunya, una mirada històrica (1714-2014)", lo que ya despeja cualquier incógnita. Historia, sí. Historia y ciencias paranormales. Se celebra del 12 al 14 próximos y será el toque de corneta de los fastos del Tricentenari, por lo de la derrota de los austracistas a manos de los borbónicos. Seguro que se acuerdan, hace cuatro días. Lo paga el pueblo, lo difunde la Generalidad y lo monta un selecto grupo de historiadores capitaneados por Jaume Sobrequés, autor de la imprescindible Història del F.C. Barcelona, en seis volúmenes. (Sobrequés fue directivo del Barça y dirigente del PSC y convergió ya de mayor).

Intervendrán historiadores prestigiosos. Josep Fontana abrirá el simposio con la lección inaugural "España y Cataluña, trescientos años de conflicto político", pim, pam. Quim Nadal (el exdirigente del PSC) también pondrá en el congreso, en concreto sobre el España nos roba, con la conferencia "El catastro. El arranque del expolio económico. Siglo XVII". Clausurará el sociólogo Salvador Cardús con la conferencia "La humillación como desencadenante de la eclosión independentista". Sopa de ganso durante tres días. Sylvania contra Libertonia en Ucronía, capital Barcelona.

De entrada, España pierde contra Cataluña por incomparecencia. Todos los historiadores son españoles, en tanto que catalanes, pero no hay una sola lección, charla, conferencia, ponencia, seminario o sesión de güija que presente los hechos de 1714 como una guerra dinástica, que es lo que fueron mayormente, en la que catalanes y castellanos tenían poco o nada que decir y decidir. Tanto da. El rigor histórico es una batalla perdida en Cataluña. Son demasiados años y demasiadas generaciones sometidas a un bombardeo masivo de mensajes hispanófobos en la escuela, en las series y en los informativos de TV3, en los periódicos y hasta en la publicidad. Durante años lo español ha sido tosco, feo, zafio, cutre, garbancero, primitivo, asilvestrado e inculto. Y lo catalán, sublime, refinado, sofisticado, oportuno, mesurado, conveniente, progresista, avanzado, mejor. Y eso ha calado hasta en los sectores menos expuestos al lenguaje predominante. Los españoles son el general Custer en Little Big Horn y Jerjes contra Leónidas, los nazis de todas las películas desde 1714 o antes. ¿Que no? Pero si ya hemos sido estalinistas en Lituania, británicos en la India y somos nazi-franquistas en general.

En estas condiciones, la Generalidad, el Centro de Historia Contemporánea de Cataluña y la Sociedad Catalana de Estudios Históricos podrían haber organizado un certamen de bebedores de sidra con el título "Cervantes era de L'Hospitalet", y se compraría el mondongo como si fuera palabra de Higgs, el del bosón. Son poco conocidas las actividades de las entidades académicas catalanas. La Sociedad de Estudios Históricos, por ejemplo, pende del Instituto de Estudios Catalanes, cuyo último éxito ha sido la creación de la barítona, una flauta de doble caña y metro y medio de longitud (la más larga del mundo) que otorga nuevos matices a la música de cobla que acompaña a las sardanas. La barítona, ahí es nada. De la misma peña del casino de la barítona, no les digo más, es el anuncio de un memorial de agravios en el que se recogerán las afrentas españolas de los últimos trescientos años, lo que seguramente permita incluir el episodio del whats new Cesicat como un capítulo más de la guerra de España contra Cataluña versión Ciberprotón contra Mister M.

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