Acuerdo en Ginebra: ¿y Hezbolá?
Hezbolá es el brazo armado internacional de Irán. En Ginebra, nadie se acordó de ello.
Más allá de lo acordado en Ginebra sobre el enriquecimiento de uranio, el derecho a la energía nuclear y las plantas de agua pesada, existe un factor fundamental en las negociaciones con Irány del que parece que el P5+1 ha hecho caso omiso: Irán es, de acuerdo con el informe Terrorism by Countries de 2012 del Departamento de Estado, el más activo patrocinador del terrorismo. En el mismo sentido se ha expresado Centro Internacional sobre Contraterrorismo de Herzliya, que en su informe sobre lucha contra la financiación del terrorismo en el mundo post 11-S apuntaba que Irán es el más conocido y notable proveedor de fondos, armas, entrenamiento y refugio para, por ejemplo, Hezbolá, Hamás y otros grupos terroristas establecidos en Gaza.
El currículum de Irán en la financiación del terrorismo es extenso y prolífico. Pero sus actividades terroristas por las suele llevar a cabo Hezbolá.
Según el citado informe del Departamento de Estado, Irán y Hezbolá han incrementado su actividad terrorista en el mundo. El Coordinador para Contraterrorismo en el referido organismo norteamericano, Daniel Benjamin, señaló que el Partido de Dios podría golpear Europa en cualquier momento, sin previo aviso. La organización terrorista libanesa tiene 950 efectivos en Alemania, 250 de ellos en Berlín, de acuerdo con un informe publicado por la agencia de inteligencia interior alemana el pasado junio.
En mayo, el fiscal argentino Alberto Nisman publicó un informe de 500 páginas detallando las bases de espionaje creadas por Teherán en más de media docena de países. También describe las operaciones del antiguo agregado cultural iraní en Buenos Aires, Mohsen Rabani, quien creó redes terroristas en Argentina y varios otros países de América del Sur .
En efecto, Hezbolá tiene una intensa actividad en los países de América Latina, por ejemplo en Venezuela, Bolivia, Uruguay y México, donde ha estado utilizando las rutas de contrabando para el tráfico de drogas y personas a los Estados Unidos con el fin obtener financiación para actividades terroristas. En diciembre de 2011, un tribunal federal estadounidense acusó a Aymán Joumaa, ciudadano colombiano-libanés, por financiar las actividades de Hezbolá a través de la venta de 100 toneladas de cocaína al cártel mexicano de Los Zetas entre 2005 y 2007. Este año Mansor Arbabsiar, ciudadano con doble nacionalidad estadounidense e iraní, fue condenado en los EEUU a 25 años de prisión por tratar de contratar a miembros de Los Zetas para asesinar al embajador saudita en Washington.
En abril de 2009, según emails de Stratfor filtrados por Wikileaks, aproximadamente 20 hombres de la Guardia Revolucionaria y de Hezbolá se instalaron en la embajada iraní en Managua. Además, en septiembre de 2012 la radio pública de Israel informó sobre la existencia de campos de entrenamiento de Hezbolá en Nicaragua.
En 2011 el entonces Subsecretario del Tesoro de EE UU, Daniel Glaser, testificó ante el Congreso y dijo:
Hezbolá es representante terrorista de Irán en el mundo árabe y una organización mundial con recursos financieros y comerciales sin precedentes (…) el poder real detrás de Hezbolá se encuentra en Teherán.
En la misma línea, el Departamento de Estado de EEUU informó el pasado mayo de que
el patrocinio de Irán a las actividades terroristas de Hezbolá ha alcanzado un ritmo no visto desde los años 90, habiendo planeado acciones en el sudeste de Asia, Europa y África.
Como declaró el exsubsecretario de Estado Richard Armitage, Hezbolá es el Equipo A de los grupos terroristas. En la misma línea, el exsecretario de Defensa Robert Gates dijo que Hezbolá tiene armas más sofisticadas que muchos países.
Es más que notorio, pues, que el terror de Hezbolá no sólo planea sobre judíos e israelíes, sino sobre todo el planeta. Y Hezbolá es el brazo armado internacional de Irán. En Ginebra, nadie se acordó de ello.
Un país que financia redes internacionales de terrorismo y ha estado implicado directamente en ataques terroristas no debe poner un dedo sobre nada radiactivo. Lo primero que había que negociar en Ginebra era esto: si Irán quiere enriquecer uranio u obtener cualquier beneficio de la energía nuclear para fines civiles –obviando que, con las reservas de petróleo de la República Islámica, el tufillo de las intenciones es evidente–, debe terminar inmediatamente y sin condiciones previas con su asistencia de todo tipo a Hezbolá y otros grupos terroristas.
Los líderes del P5+1, encabezados por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, tendrían que haber dejado de jugar a ser ingenieros nucleares y dejado las cosas bien claras. Si quieres que te dejemos jugar con los átomos a cualquier nivel, sea civil o militar, primero debes poner fin a esa red que amenaza a todo el mundo, entregar sus armas y congelar toda su financiación.
© elmed.io
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