Sangre mediterránea
En el mes de noviembre se podría decidir el futuro de la especie.
Si oyéramos hablar de un animal de color casi negro, fortísima musculatura, gran volumen de sangre roja y casi 600 kilos de peso, seguramente pensaríamos en un toro bravo. No nos equivoquemos, la descripción se ajusta a uno de los peces más prodigiosos de los mares del planeta, el Atún rojo (Thunnus thynnus), declarado el año 2009 especie en peligro de extinción.
Emblema del Mediterráneo
Desde tiempos históricos remotos este pez prodigioso viene considerándose como el más representativo emblema del Mare nostrum; desde la alta mar atlántica penetra por Gibraltar en las aguas mediterráneas para reproducirse y es aquí donde tradicionalmente es pescado, casi siempre en demasía.
Griegos y fenicios desarrollaron intensa actividad pesquera sobre el atún en la antigüedad; después, hasta finales del siglo XX la pesca en corrales o "almadrabas", copando a los atúnes y arponeándolos hasta teñir el mar de rojo fue práctica habitual y base de un importante comercio.
Transformación comercial y drástica sobrepesca
Es en la últimas décadas del pasado siglo cuando la sobrepesca se generaliza y amenaza con llevar a la extinción al más formidable de los peces. El aumento de la demanda por parte principalmente de los mercados japonés y estadounidense acarrea la consecuencia de las capturas desaforadas y abre nuevas vías de captura y comercialización, como las llamadas "granjas" de atunes, que no son sino jaulas de engorde, ni siquiera acuicultura real. Demasiados enemigos, incluso para una especie tan formidablemente bien adaptada al medio oceánico y marino.
En Japón el atún rojo es una de las base de la preparación de los platos típicos sushi y sashimi, cuyo consumo se esta generalizando también en Occidente. Las granjas y la sobrepesca parecen aún insuficientes para calmar el monstruoso aumento de la demanda, y como consecuencia también la subida de los precios. En los mercados nipones llegan a pagarse varios miles de euros por un ejemplar de buen tamaño.
Aunque Japón lleva años propugnando la acuicultura del atún, ésta se ha mostrado muy complicada y poco efectiva, debido a la alimentación predadora de la especie y en el alto grado de contaminación que producen los restos en el entorno.
Esfuerzo científico para la conservación
Para tratar de evitar la extinción del gran atún mediterráneo, el año 2001 fue creada la ICCTA (Comisión Internacional para la conservación del atún rojo), en la que participan 43 países. Conviene aclarar que se trata de una institución que trabaja con métodos científicos y que sólo escucha voces e informes científicos; con esta declaración de intenciones viene tratando de establecer límites máximos de capturas anuales y de fomentar todos los estudios que puedan aportar datos sobre la situación real de las poblaciones y de los peligros que las acechan.
Otro de los objetivos fundamentales de esta Comisión es certificar la legalidad y la trazabilidad de los ejemplares capturados. En este aspecto resulta especialmente complicado el seguimiento de la pista de los jóvenes atunes copados y conducidos hasta las granjas de engorde, que como ya sabemos no son sino grandes jaulas en alta mar donde los ejemplares crecen y sobre todo donde se mantienen a la espera de su ingreso en el mercado cuando las circunstancias comerciales lo aconsejan.
Las intenciones y la metodología de la ICCAT son realmente encomiables, pero sus tasaciones y limitaciones son sistemáticamente desobedecidas, con excesos sobre la pesca máxima establecida que suelen superar anualmente el 40%, tal anarquía pesquera y comercial puede llevar a la especie a la extinción a pesar de que cada hembra sea capaz de poner anualmente varios millones de huevos.
La hipocresía "oficial"
Desde el año 2006, cuando la situación se encontraba en sus peores momentos, la especie cuenta con un plan de recuperación, aunque los países que lo han impulsado, como Francia, sean luego los más "perezosos" a la hora de votar acuerdos verdaderamente eficaces. No obstante las limitaciones de capturas de los últimos años han abierto perspectivas esperanzadoras.
Al menos 50 granjas flotan actualmente en aguas mediterráneas, pero como ya sabemos no se trata de instalaciones realmente de acuicultura. Los jóvenes atunes son copados hasta ellas y allí permanecen encerrados, generando contaminación y favoreciendo la sobrecarga de capturas. Los pescadores de pequeño volumen insisten en acusar a los grandes barcos-factoría y piden que se les deje continuar con sus ancestrales actividades arponeras.
Petición ecologista
Del 18 al 25 de noviembre tendrá lugar en Ciudad del Cabo una reunión de la ICCTA que puede resultar decisiva para el futuro de los atunes. Como si se tratara de una ilusionada "Carta a los Reyes", las organizaciones ecologistas acudirán a ellas cargadas de peticiones.
WWF España, a través de los especialistas Sergi Tudela y Raúl Segura, coinciden en evaluar muy positivamente los efectos de las últimas reducciones de capturas de los dos años pasados, pero consideran fundamental el hecho de que no vuelvan a aumentarse los cupos. Las 13.400 Toneladas no deberían en modo alguno verse sobrepasadas.
La creación de un santuario para los atunes en aguas próximas al Archipiélago Balear es otra de las peticiones ecologistas: un rincón sin pesca en las zonas marítimas más adecuadas para la reproducción sería con toda seguridad un bálsamo para la tasa de crecimiento de la siempre amenazada especie.
Otra de las peticiones ecologistas es la reforma total del sistema de evaluación y seguimiento de las capturas por copo y su traslado a granjas, y también se propugna la contratación de observadores para el control de todas estas actividades.
El atún rojo: una maravilla amenazada
Sería verdaderamente lamentable que el excesivo consumo y el incumplimiento de las leyes condujera a la extinción de esta maravilla de la evolución. El atún rojo (Thunnus thynnus) es un pez realmente prodigioso.
Pertenece a la familia de los escómbridos, que incluye en sus filas otras especies de atunes, así como las caballas y los bonitos en sus diferentes variedades. Todos son eficaces predadores, y los atunes, que son muy gregarios, persiguen a los bancos de sardinas, jureles y otras especies menores. Ellos son presa de pocos superpredadores, como las orcas y los calderones.
La impresionante masa muscular y el eficaz sistema circulatorio permite a los atunes generar calor y los aproxima a la condición fisiológica de los vertebrados llamados "de sangre caliente", como los mamíferos. El tremendo espectáculo del arponeo en almadraba da fe del gran volumen de sangre que impulsa su compacta musculatura.
Confiamos en la eficacia demostrada hasta ahora por la Comisión Internacional para la defensa del atún rojo; no tanto en esos últimos piratas que todavía vagan por los mares sin atender las recomendaciones legales.
Miguel del Pino Luengo es Biólogo y Catedrático de Ciencias Naturales
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