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Pablo Planas

Mas, Otegi y los chistes de polacos

Téngase en cuenta que Otegi es un experto en últimas voluntades.

Que la política catalana parecía una broma lo demuestra el hecho de que el informativo estrella de TV3 sea un programa humorístico que se llama Polònia, por aquello de empezar por reírse de uno mismo, aunque sea por disimular. Prueba de la importancia de ese espacio es que se suple el inconveniente de que sea semanal con su repetición, entera o en versión momentos estelares, en cada hueco libre de la programación diaria. Pero lo de la coña está repartido en Barcelona, más conocida ahora como Somalilandia. No sólo se hacen chistes sobre los políticos disidentes. El humor polaco en versión kosher, por ejemplo, está cada vez más extendido entre la mayoría silenciosa. Que si ya tienes la maleta preparada, que para cuándo te vuelves a tu pueblo, que si lo único que te faltaba era ser del Español, que para qué te metes en política y tal. El más popular es uno en el que se encuentran dos charnegos y se ponen a discutir si en la Cataluña del día después a los españolazos se les coserá un toro en la manga o se les distinguirá por la obligación de llevar montera, como los toreros. Claro que igual no es tan gracioso como para salir por la tele autonómica. Quien también participa cuando conviene de este sentido del humor es Oriol Junqueras, el jefe de la Esquerra, que a la menor ocasión cuenta el chiste ese de que tiene amigos españoles que son de "la roja". A diferencia de la anterior, esta chanza sí que es muy celebrada. ¡Qué bueno es Junqueras!

El que no está para chistes casi nunca es Mas, puesto que se toma muy en serio lo de la independencia. Tanto que está dispuesto a dejarse asesorar por Arnaldo Otegi, que no necesita presentaciones, en la comisión del parlamento autonómico del derecho a decidir. Esto también parece una broma, más que pesada, macabra. Pero no lo es. A nadie con un mínimo de sensibilidad, no mucha tampoco, se le ocurriría hacer chistes sobre el amonal y los que ya no están, por lo que la política catalana ha cruzado la línea de lo cansino y recurrente para abismarse en un zulo sin fondo. Lo de menos es cómo se lo montarán Mas y Duran para explicar en sus viajes lo de semejante compañía. No lo dirán, y punto. Lo de más es que en la citada comisión parlamentaria todos los partidos, a excepción de PP y Ciutadans, que no están y son los de los chistes de judíos, han votado a favor de una propuesta de una formación independentista que se llama Candidatures d'Unitat Popular (CUP) -una asamblea de la ERC que les salió rana- para incluir a Otegi entre las personalidades citadas por la comisión. Lo más parecido a una tímida reacción en Varsovia en contra de lo de este individuo ha sido la sordina impuesta al asunto en la prensa local. Eso o es que aún no han reaccionado y en los próximos días se aprestarán a glosar las virtudes de ese "hombre de paz", según llegó a definirlo Zapatero. A saber, porque la prensa catalana no sólo se caracteriza por los editoriales conjuntos. A veces recurre directamente a no publicar lo que no interesa mientras sus redactores jefes montan seminarios de ética en el CAC o en el colegio de periodistas.

Por ejemplo, que CiU ha caído en una espiral radical que le ha llevado a seguir los planteamientos de Batasuna en el frente municipal es un tema que interesa menos incluso que los homenajes parlamentarios de ERC a los precursores del cinturón de explosivos. Son cosas de la prensa de Atapuerca, la Caverna, la Brunete y demás. Como lo del castellano en las escuelas, el Barrio Sésamo indepedentista (por cierto, que el CAC ya ha eximido a la tele autonómica de vulnerar cualquier norma de protección del menor) o lo de la expulsión de Europa en caso de secesión. Aquí lo que cuenta, bromas aparte, es la voluntad de un pueblo. Y téngase en cuenta, por eso, que Otegi es un experto en últimas voluntades.

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