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EDITORIAL

Los nacionalistas, contra Cataluña

El nacionalismo es una lacra para Cataluña, un enemigo formidable del Principado, al que quiere amputado y desconectado de la realidad, la de ayer, la de hoy y la de hace tres siglos.

El nacionalismo catalán se prepara para un nuevo aquelarre antiespañol con motivo de la Diada del próximo miércoles. Esta vez el acto fundamental será una cadena humana por la independencia cuyos muñidores pretenden se extienda a lo largo de los 400 kilómetros que separan las localidades de Alcanar (Tarragona) y La Junquera (Gerona).

Es imperdonable lo que está haciendo el nacionalismo con Cataluña. Cómo la está empobreciendo en todos los órdenes, empezando por el cultural y terminando por el económico. Y envileciendo, con sus despliegues de fanatismo tan insentato como afrentoso y ridículo. El nacionalismo es una lacra para Cataluña, un enemigo formidable del Principado, al que quiere amputado y desconectado de la realidad, la de ayer, la de hoy y la de hace tres siglos, ese 1714 convertido en paradigma de manipulación infame y falsaria.

Una cadena humana y actos multitudinarios diseñados para la excitación del hombre masa: el nacionalismo cada vez tiene menos vergüenza en mostrarse como lo que es, una ideología liberticida que vive de generar sentimientos de odio y agravio y que revela un profundo desprecio por la Cataluña real. Se merece la más rotunda condena, no contemporizaciones ni –mucho menos– premios, y que se le haga frente en todos los ámbitos, sobre todo en el simbólico y en el discursivo y, en los casos en que se tercie, en el judicial: ningún quebrantamiento de la legalidad ha de quedar impune, por razones de estricta justicia y ejemplaridad.

No son más, y desde luego no son mejores: ya es hora de que se les deje meridianamente claro, y de que los catalanes no sometidos a sus dictados reciban más apoyo y reconocimiento tanto de los demás españoles como del propio Estado, que tiene una tremenda responsabilidad en el hecho de que aquellos se hayan convertido poco menos que en apestados en su propia tierra.

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