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Carlos Iturgaiz

Madre Coraje

A la familia de Cecilio en estos días tan amargos, y a ti Toñi y a los tuyos para que sigas siendo como eres y diciendo verdades como puños.

Hace once años los criminales de ETA colocaban un coche bomba en la casa-cuartel de Santa Pola y su asquerosa "hazaña" costaba la vida a un jubilado llamado Cecilio Gallego y a una niñita de seis años llamada Silvia.

Silvia hoy tendría 17 años, estaría en plena adolescencia y con una vida, metas y sueños por delante. Pero los asesinos de ETA se encargaron de que los amigos y familiares de Silvia, especialmente sus padres, tengan que ir a depositar un ramo de flores en una tumba donde yace Silvia todos los cuatro de agosto.

A lo largo y ancho del mundo hemos visto en muchas ocasiones padres y madres corajes que buscan a sus hijos desaparecidos o secuestrados, padres y madres que reivindican justicia para sus hijos asesinados. Quiero resaltar que en nuestro país también tenemos esos padres y madres corajes. Uno de sus exponentes es Toñi, la madre de Silvia.

Esa madre a quien le asesinaron cobardemente a su hija, que murió en sus brazos por cometer el grave delito para esas hienas etarras de tener un padre guardia civil y vivir en una casa-cuartel de la benemérita.

Los españoles lloramos y gritamos aquel fatídico cuatro de agosto de hace once años, pero Toñi sigue llorando y gritando con todas sus fuerzas todos los días de cada año que han pasado. Gritos de dolor, de rabia y muchas veces de indignación cuando ve que los verdugos de su hija se hacen las víctimas; cuando ve a verdugos dar paseítos tomando vinos con sus amiguetes; cuando ve a jueces dar permisos a los verdugos para airearse; cuando ve a los verdugos en las instituciones democráticas de este país gobernando y dando ayudas económicas a los que mataron a su hija; y cuando ve, y cuando ve... Así hasta quedarse afónica y sin lágrimas.

Toñi tiene toda la razón, como la tienen todas las 'Toñis' de las cerca de mil víctimas del terrorismo nauseabundo etarra. A todas ellas mi homenaje, como a los hombres y mujeres de la Guardia Civíl, nuestros ángeles de la guardia, a la familia de Cecilio en estos días tan amargos, y a ti Toñi. Y a los tuyos, para que sigas siendo como eres y diciendo verdades como puños.

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