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Fray Josepho

Ramoncín

Surgiste en la Movida. Por los setenta y tantos. Hacías el imbécil lo mismo que otros cuantos, quizá, por ser precisos, un poquitín peor.

Surgiste en la Movida. Por los setenta y tantos.
Las drogas. Los desmadres. El Viejo Profesor.
Hacías el imbécil lo mismo que otros cuantos,
quizá, por ser precisos, un poquitín peor.

Te hiciste con un nombre: el Rey del Pollo Frito.
Te iba el rollo punkie, la mugre y provocar.
De tus conciertos dicen (no sé si será un mito)
que al respetable público llegabas a mear.

También, Ramón, te iba lo de tirarte el moco,
te iba el desafine de los "litros de alcohol",
porque cantar, de siempre, cantaste muy muy poco
(quitando el cante ahora de ser antiespañol).

Después hiciste bolos por ferias y verbenas
de los ayuntamientos del PSOE y del PCE.
Te hiciste progresista. Trincaste a manos llenas.
Y hasta lo de orinarte subía tu caché.

Llegaron los 90. Viviendo a todo trapo,
te contrató la tele. La tele nacional.
Hiciste tus programas, así, por todo el papo,
tan engoladamente como un intelectual.

También te contrataron los maricomplejines
en teles autonómicas de feudos del PP.
Pues para ti los medios disculpan a los fines,
que fundamentalmente se ciñen al parné.

Tuviste un episodio jodido con la SGAE.
Te encuentras imputado, Ramón, por el juez Ruz.
Veremos (si lo vemos) la pena que te cae.
Que los negocios turbios pudieran ser tu cruz.

En fin, Ramón, ahora, que vas para sesenta
(los llevas cojonudos, digamos la verdad),
inesperadamente por fin te has dado cuenta
(corriente) de tu noble procatalanidad.

Te has vuelto el cheli útil de los de la estelada:
la cuota madrileña de la butifarrez.
Te llaman, te contratan, te usan. Y tú, nada:
poniendo siempre el cazo, con gran impavidez.

Total, que las meadas que echabas a tu gente
cuando eras jovencito, rockero y borrachín,
las sigues evacuando, metafóricamente,
regándonos a todos. Qué majo, Ramoncín.

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