Colabora
Emilio Campmany

'Agujeros negros'

¿Cuánto va a que nadie publica la lista de españoles no inspeccionables? Es una pena.

Lo negro es casi siempre negativo. Uno se viste de negro cuando está de luto. Cuando se trabaja mucho y se cobra poco, se trabaja como un negro. El que escribe una cosa y la firma otro es un negro. Ni les cuento en qué queda lo cristalino de un pozo cuando es negro. La banderilla más dolorosa es de color negro. Hasta nuestra mala fama la llamamos leyenda negra. Tan malo es lo negro que a los negros hemos dejado de llamarles tales y ahora son subsaharianos o afroamericanos, dependiendo de dónde vengan. El mundo tributario también ha puesto su granito de arena llamando negro al dinero que escapa al control de Hacienda. Y ahora se ha incorporado, dentro de la galaxia fiscal, una nueva categoría, la de los agujeros negros, españoles privilegiados a quienes la Agencia Tributaria da un trato especial. Consiste éste básicamente en que los funcionarios de a pie no tienen acceso a sus datos y sólo los jefes pueden cruzarlos y abrir las pesquisas que las incongruencias arrojen. Si quieren, que lo normal es que no quieran.

Somos muchos los que hemos recibido una carta de Hacienda exigiéndonos, con la amabilidad que suele adornar sus comunicaciones, explicaciones de unos ingresos no declarados que la Agencia conoce por comunicación de un tercero que se supone fue quien los pagó. Alegamos que ese tercero nunca nos pagó nada y que ha tenido que haber una equivocación. La Hacienda le pregunta al tercero que lo declaró. El error se aclara y todo queda en un susto después de que le hayan a uno examinado hasta los calzoncillos. Sin embargo, eso sólo le ocurre a los ciudadanos normales. A los agujeros negros puede ocurrirles o no según el humor de los jefes. A la infanta, por ejemplo, no le pasó. Hacienda recibe unos datos erróneos, pero nadie los cruzó con sus propias declaraciones. Si lo hubieran hecho, como nos hacen a todos, habrían descubierto en su momento que doña Cristina no fue quien realizó esas ventas y la Agencia no habría el otro día enviado datos falsos al juez Castro.

La existencia de agujeros negros, personas de quienes no se cruzan los datos, no vaya a ser que salga algo inspeccionable, se deduce fácilmente de lo ocurrido. Pero, por si hubiera alguna duda, la han denunciado los propios funcionarios de Hacienda. Ahora, lo interesante sería conocer quiénes son esos que están en la lista de agujeros negros. Los funcionarios deben saber más o menos quiénes son a base de darse cuenta de que el ordenador no les permite cruzar sus datos con los de otros contribuyentes. ¿Cuánto va a que nadie la publica? Es una pena. A mí me gustaría que se supiera, por pura justicia con la infanta, quiénes reciben el mismo trato que ella, para que se vea que no sólo es cosa de la familia real. Y de paso ver cuántos aparecen también en la lista Falciani. Me barrunto que debe de haber más de uno que salga en las dos.

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