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Virtud obligatoria

Si hasta Hollande, esperanza blanca del progresismo, está sometido a la orientación germana, ¿alguien cree seriamente que Italia se apartará de ella?

Obama rechaza recortar mínimamente el presupuesto y amenaza con el apocalipsis si no le dejan seguir endeudándose. Cameron, adicto a la impresión de libras, ve rebajada la calificación crediticia inglesa y resulta que el problema es la austeridad continental. Esta es a su vez –criticar al mismo tiempo una cosa y su contraria es bula de la izquierda– mala por dañar la economía y por hacer sufrir a las bolsas si no se aplica.

Los países occidentales, y desde luego los del euro, están sometidos a una doble soberanía o, si se prefiere, legitimidad. Con unos presupuestos públicos anuales financiados en un 60% por la deuda, deben contentar por un lado a los votantes y por el otro a los acreedores. Como la parte de los acreedores es mayor, deben empezar por estos. Es decir, los Estados tienen tanto margen de acción como permite lo que les sobra después de pagar la hipoteca. Será esto indeseable, incómodo y hasta insufrible, pero es. Más doloroso es tener que dar parcialmente la razón a Javier Solana cuando dice que España "ni tiene el dinero necesario ni tampoco logra que se lo presten a intereses razonables". Sigue Solana:

Por eso España necesita a Europa. Sea porque el dinero sólo puede llegar de allí o porque sólo ella tiene la capacidad de avalarnos, España no puede desvincularse de su compromiso europeo. No tiene otro recurso.

Y lo que es cierto para España lo es para Italia, que acabará haciendo de la necesidad virtud – valga la expresión hasta para Berlusconi– y tomará los acuerdos necesarios para gobernar, como hicieron Irlanda, Grecia u Holanda y puede hacer Alemania en septiembre. Si hasta Hollande, esperanza blanca del progresismo, está sometido a la orientación germana, ¿alguien cree seriamente que Italia se apartará de ella?

España, que merece el óscar a la mejor reducción del déficit jamás lograda en recesión, sigue avanzando difícilmente y financiándose a un precio más alto que países que rechazan cualquier consolidación fiscal, como Estados Unidos o Inglaterra. Pase que Estados Unidos viva de la fiabilidad creada por doscientos años de historia, pero es irracional que cueste más colocar un bono español que uno inglés. Acabará por reconocerse.

El modelo germano se basa en una economía científica que procuran destruir crueles fuerzas políticas obsesionadas con crear dependientes que se traduzcan en formidables cantidades de voto cautivo. Ahí está el inefable Obama, cuya última hazaña es exportar inflación energética mientras critica por medio del FMI (contribución USA: 17,1%) los esfuerzos europeos.

Europa saldrá adelante más pronto que tarde. Cuando lo haga, sería un alivio que quienes han combatido con saña su recuperación por intereses electorales, endiosando al Estado en una reedición de la relación de los monarcas absolutos con sus vasallo, hubieran desaparecido del paisaje ideológico por los siglos de los siglos. Es precisamente lo que temen los llamados, por perversa contorsión del lenguaje, progresistas.

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