Bárcenas resucita al zombie Rubalcaba
Dos frases se comentaban en la moqueta del Congreso: "Rajoy estaba en la UCI y acaba de subir a planta"; y, sobre Rubalcaba: "la cuestión ya no es si está muerto sino cuándo lo enterramos".
Querido Pablo:
La política se está convirtiendo en un deporte de riesgo. Un ejercicio de rapidez mental en el que adaptarse a giros de 180 grados cada media hora. Hablamos de "un Gobierno reforzado" y una oposición "fallecida" y, ¡zás! surge un nuevo titular en el que inmolamos a los primeros y resucitamos a los segundos. Algo así ha pasado esta semana tras el debate del estado de la Nación. Dos frases se comentaban en la moqueta del Congreso: "Rajoy estaba en la UCI y acaba de subir a planta"; y, sobre Rubalcaba: "la cuestión ya no es si está muerto sino cuándo lo enterramos".
No pasaron ni 24 horas hasta que ese balón de oxígeno con el que salió Mariano del Parlamento se transformara en una agonizante desesperación de sus cercanos -"Una semana dura para luego acabar en el barro"-, y la euforia de sus lejanos.
El proceso de Rubalcaba fue a la inversa. Tras sus balbuceos en la tribuna y su cólera con Pere Navarro, vio la luz al marchitarse la "flor de un día" de Mariano y que, por una vez, no era rosa socialista. La nueva píldora con la que el adalid de Diego Torres, Luis Bárcenas, pretendió lanzar la "bomba atómica" sobre el PP ante notario, hizo que Alfredo le faltaran segundos para llamar a la cadena SER y proponerles una entrevista de última hora (25): "Ayer yo tenía razón. A Bárcenas le ha dado un ataque de sinceridad ante notario" dijo quien el día anterior había preguntado a Rajoy: "¿Puede gobernar pendiente de que a Bárcenas le dé un ataque de sinceridad?".
La política siempre sorprende por imprevisible, incluso inverosímil; y, a veces, por demasiado verosímil. En aquella entrevista, Rubalcaba no sólo centro el balón en Rajoy: "Yo soporté a Cospedal dirigiéndome insultos para amedrentarme a mí y a la Policía. Ahora lo entiendo". Y es que, según los malpensados del lugar, la UDEF vuelve a estar en el fondo de un notición que a Rubalcaba no le pilló del todo por sorpresa. Algunos de sus cercanos evitaron certificar el miércoles la defunción política de Alfredo con el siguiente argumento: "Ya entenderéis mañana por qué no se ha equivocado en su discurso". Y hasta aquí puedo leer.
Aunque añado que la semana pasada te hablé de que las filtraciones de jueces y fiscales en el caso Bárcenas estaban motivadas por su enfado con las tasas judiciales que ayer Gallardón bajó en un 80%. Rectificación de 180 grados.
En fin, querido Pablo, los míos sostienen que "La realidad es el peor enemigo de Rajoy. Primero fue Bárcenas, después las previsiones de la Comisión Europea".. Pero sé que los tuyos confían en que la realidad supere la ficción el lunes en los juzgados, con la declaración de Luis Bárcenas. Porque me cuentan que hasta la vicepresidenta del Gobierno ha pedido que no quiere saber nada porque ni le afecta ni quiere que le afecte. Y así hay muchos que, tengo entendido, les molestó que Cospedal se presentara ella sola en los juzgados sin que lo haya hecho el partido. Tantas vueltas da la tortilla de la política española que el lunes se comerá ella sola un marrón que pinta cada vez más negro. O gris. Porque el enterrador Bárcenas se mueve en la sombra con una estrategia compleja. Primero, parecía querer enterrar a Mariano; después resucitó alzombie Rubalcaba; y ahora, casi se le escucha decir: "si no me ayudáis, os llevo por delante". A saber. Porque en esto de la política nunca hay nada claro. Como será para que lo más repetido de las últimas horas sea: "Si nosotros estamos dentro y no lo entendemos...".
Un beso,
Ketty
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