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Alejandro Macarrón

Se agudiza la recesión demográfica

Nuestras escuálidas tasas de fecundidad nos conducen a ser un país decrépito y menguante, en la macabra senda del suicidio demográfico.

Según las cifras de población residente que publicó hace un par de semanas el INE, entre el 1 de octubre de 2011 y de 2012 pasó algo no visto desde el durísimo año 1939: hemos perdido gente, declive demográfico del que tuvimos un anticipo en el primer semestre de 2011, y que habría comenzado ya hacia el año 2000 si no hubieran venido millones de inmigrantes.

En síntesis, en los últimos doce meses:

Parece cosa lógica que, al socaire de la crisis económica, la demografía no evolucione de forma positiva. Y no sería especialmente preocupante si se tratase de un mero bajón coyuntural. Pero lo que de verdad está pasando es que la intensa recesión económica que nos aflige ha hecho aflorar de forma anticipada la depresión demográfica estructural a la que estamos abocados por nuestras escuálidas tasas de fecundidad de las últimas décadas, que nos conducen a ser un país decrépito y menguante, en la macabra senda del suicidio demográfico, en que no sólo peligran las pensiones, sino los demás fundamentos del bienestar y la prosperidad de nuestra sociedad.

Necesitamos, sí o sí, muchos más bebés, para que haya un vigoroso renacimiento demográfico, en España y muchos otros países también aquejados de infertilidad voluntaria masiva. A este respecto, no es cierto que el obstáculo principal contra la natalidad en España sea la crisis económica, por más que ésta implique en lo inmediato alguna caída adicional en la tasa de fecundidad. Cuando todo iba bien, en el largo ciclo expansivo de la economía entre 1994 y 2007, los españoles no teníamos más niños que ahora. Y en Alemania, sin desempleo ni burbuja inmobiliaria, con una renta per cápita mayor que la nuestra, y donde parece más fácil que aquí la conciliación entre vida laboral y familiar, la tasa de fecundidad es tan baja como la española. Tener o no tener hijos es cuestión, sobre todo, de valores y prioridades en la vida.
 

Alejandro Macarrón Larumbe, autor de El suicidio demográfico de España.

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