Un resultado no extrapolable
La principal reflexión que el gobierno español debería realizar es que la austeridad bien explicada vende, y vende bien.
La consecución de una holgada mayoría parlamentaria por el PP en las elecciones gallegas pudiera ser fácilmente interpretable como un refrendo, aunque fuese parcial, de las políticas que está implementando el gobierno español. El espejismo de la subida en escaños no debe hacer olvidar que el PP perdió cerca de 150.000 votos con respecto a las autonómicas de hace 4 años y casi 200.000 respecto a las elecciones generales del 2011, y que en porcentaje perdió casi un punto respecto a las autonómicas anteriores y cerca de siete con respecto a las generales. Con un porcentaje semejante hubiese probablemente perdido las elecciones de hace cuatro años. Las claves de la victoria hay que verlas, pues, en clave local, en referencia a la desastrosa labor de los partidos de la oposición, y no a un renovado entusiasmo por las políticas del PP español, aunque es importante destacar que las políticas económicas del PP de Galicia fueron en buena medida diferentes de las del PP español.
La principal reflexión que el Gobierno español debería realizar es que la austeridad bien explicada vende, y vende bien. El gobierno de Nuñez Feijóo emprendió, con la oposición manifiesta de los partidos de izquierda, programas de austeridad un año antes de que se implementasen en el resto de España, los explicó y nunca pretendió hacer alardes de gasto. La consecuencia son unas cuentas bastante más saneadas que el resto y la comprensión del electorado expresada en una alta fidelidad de voto.
Pero las otras claves de la victoria gallega son difícilmente extrapolables y deben entenderse en clave local. La vuelta a la escena política de Xosé Manuel Beiras en alianza con la Izquierda Unida local, haciendo uso de un lenguaje de una radicalidad extrema, puede paradójicamente haber favorecido los buenos resultados del PP. Primero porque reestructuró el espacio de izquierdas y decidió el reparto de escaños a favor del PP (la suma de los porcentajes de las izquierdas sigue siendo esencialmente la misma de antes), y segundo porque el lenguaje radical de Beiras favorece la movilización del electorado de centro-derecha, asustado por la radicalidad de su discurso. No es de extrañar que los mejores resultados del PP se obtengan cuando Beiras cobra protagonismo. Tampoco es fácilmente extrapolable la situación de división y debilidad extrema del PSOE gallego. No siempre se encuentra un rival tan dividido y carente de liderazgo enfrente.
Se puede aprender mucho de este resultado, pero no se debe fiar a la suerte el devenir de ulteriores elecciones, y el PP español haría bien en no intentar extrapolar estos resultados ni venderlos como una victoria, que, aunque real y probablemente merecida, probablemente sea la última en mucho tiempo, de no mediar cambios sustanciales en sus políticas y en el modo de comunicarlas.
Miguel Anxo Bastos Boubeta, profesor titular de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela.
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