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Pablo Montesinos

¿Rescate? "No me han preguntado"

Solo minutos antes, François Hollande admitía que España estaba en el orden del día, y que iba a hablar de ello con Merkel y con Monti. La cosa se ponía fea.

Querida Ketty

Ya empiezo a cogerle el truco a esto de Bruselas. Para empezar, olvídate de esperar un rayo de sol: el gris plomizo te va a acompañar durante toda la visita. Y también olvídate de poder dormir más de cinco horas: los jefes de Estado y de Gobierno le han cogido el gustillo a eso de salir de la reunión bien entrada la madrugada, por eso de que cada Consejo es más "decisivo" que el anterior.

A nuestro presidente también se le ve cada vez más suelto, y eso que tal vez fuera su Consejo más complicado. No sé si se le puede denominar mala suerte, pero aún no había llegado al edificio Justus Lipsius y la estrategia de Moncloa de retrasar la discusión sobre el rescate para poner el foco de atención en la integración fiscal y bancaria saltaba por los aires. Solo minutos antes, François Hollande admitía que España estaba en el orden del día, y que iba a hablar de ello con Merkel y con Monti. La cosa se ponía fea.

De inmediato, los corrillos con los asesores de Moncloa se convirtieron en los más abultados. A veces eran falsas alarmas: más de cuatro periodistas españoles juntos generaba expectación, y se montaba el barullo. Las delegaciones francesa, italiana y alemana también se referían a la situación española. Pero Rajoy resistió, y a las tres de la mañana declaró como si tal cosa: "Nadie me ha preguntado".

No sé qué te dirán los tuyos sobre la ayuda del Banco Central Europeo, pero a mí lo que me dicen es que finalmente llegará. Otra cosa es que el presidente vaya a ceder a la presión; quiere tener la situación controlada en todo momento y asegurarse de que la prima de riesgo pueda bajar ni más ni menos que 200 puntos de golpe, y que ningún país bloquee la operación generando un cisma en los mercados. En algunas ocasiones, Rajoy parecía dar por hecho que el rescate vendría y, seguro que te interesa saberlo, se comprometió a explicar la decisión que tome –sea cual sea– a los ciudadanos (díselo a tu Rubalcaba).

Con el rescate cada día más cerca, según miembros del propio Ejecutivo, empiezo a preguntarme de qué escribiré una vez ocurra, si es que llega. Pasadas las dos de la mañana, ya entre risas, un colega me decía: "Mi madre está que no puede dormir hasta saber qué pasa con el rescate".

Menos mal que este domingo nos toca cita, que no se me olvida. Toca la remontada, que la que me diste en Sevilla la noche electoral de las andaluzas fue de traca. De nuevo, sobre Galicia, Rajoy se muestra confiado, pero no hay dirigente popular que no rememore Andalucía y en las horas previas ya todos veían fantasmas.

Aquí en Bruselas, eso sí, de Galicia poco, como tampoco de Cataluña. Al presidente no le gusta que le pregunten por la tan traída independencia fuera de España; entiende que es un asunto doméstico y que tiene que quedar en casa. Enfado es poco cuando, por ejemplo se le abordó a Benkirán, el primer ministro marroquí, sobre el asunto, y éste no supo ni como reaccionar. Tras el Consejo, zanjó seco: "Nadie ni allí ni fuera de allí me hizo ni una sola pregunta y yo sobre ese asunto no dije ni una palabra".

Un beso

Pablo

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