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Pedro de Tena

La mala memoria, aliada de la infamia política

El PSOE ha sido cómplice, a veces con ayuda de un sector del PP lastimero y lastimoso, del ascenso del separatismo en Cataluña, País Vasco y Galicia.

Desde hace tres decenios, años arriba o abajo, la memoria de los españoles ha decaído de un modo que las mayores infamias no sólo no se castigan sino que ni siquiera se recuerdan. La memoria, independientemente de otras consideraciones filosóficas, es la herramienta fundamental de los cuerpos vivos para defenderse del dolor y el peligro. Pero a los españoles se nos ha atrofiado la memoria. No se trata ya de que, como el Ciro de Borges, recordemos el nombre de cada uno de los miles de soldados del ejército propio, o que, como Metrodoro, recordemos a la perfección lo que sólo escuchamos una vez. La combinación de una enseñanza que condenó a la memoria al ostracismo y de unos medios de comunicación que saturan la atención de informaciones relevantes e irrelevantes sin posibilidad alguna de distinguirlas, conduce a la amnesia progresiva. En Andalucía, la amnesia es galopante. Pondré un caso para ilustrar la tragedia.

Recurriré a las fuentes de la agencia EFE. Repitamos lo que decía, por entonces, todo un presidente de la Junta de Andalucía, presidente al mismo tiempo del primer partido de la oposición, el PSOE. La referencia está fechada el 26 de diciembre de 2003, va a hacer nueve años. La "alianza" de Cataluña y Andalucía puede "tirar del carro" del resto de comunidades para una propuesta "integradora y cohesionada". Y seguía diciendo: "Podemos hacer una alianza con Cataluña, pero no con carácter excluyente. Cataluña y Andalucía con presidentes socialistas pueden dar una visión integradora y cohesionada de la España diversa, es decir, fortalecer mucho más este principio de la Constitución, que no es la visión del PP, ni la de Rajoy ni Aznar, que no creen en el Estado de la autonomías". "Lo importante es que Maragall y yo creemos en el marco de la Constitución, en la unidad política de España basada en la diversidad de las autonomías, lo que nos puede llevar a un impulso de modernización del Estado de la autonomías" . Respecto al sistema de financiación autonómica, afirmó que tiene que ser "único" para todo el país, "salvo los conciertos vasco y navarro", y esta idea –precisó– "no es incompatible" con la idea de Cataluña, Andalucía y de las comunidades que lo deseen de tener una agencia tributaria propia que se coordine con la estatal, ya que de esta forma "mejora" la recaudación de los impuestos y se garantiza la autonomía financiera de las comunidades.

Luego vino un Estatuto de Cataluña anticonstitucional, que se aplica como si fuera legal, y un Estatuto de Andalucía con muchos elementos inconstitucionales que hubo que corregir in extremis. Y eso nos ha llevado, entre otras cosas, a donde estamos.

En román paladino, el PSOE, no sólo nos ha conducido a este vórtice económico que está engullendo el bienestar alcanzado dignamente durante una generación, sino que ha sido cómplice, a veces con ayuda de un sector del PP lastimero y lastimoso, del ascenso del separatismo en Cataluña, País Vasco y Galicia, atrapados entre la E de España que consta en sus siglas, la E de Estado que cuelga de su ideología centralista, el sectarismo político ansioso de liquidar al PP de la vida nacional y el federalismo irrelevante heredado de la primera república cuando Jumilla quería tener embajador en Francia. 

Pero no nos acordamos porque nuestra memoria se extingue y pronto no podremos identificar al peligro ni al dolor ni a lo sujetos que los encarnan. Por ejemplo, de eso viven muchos de los manifestantes actuales contra los recortes que est án consiguiendo que millones de españoles no recuerden siquiera quién, nombre, apellidos y partido, ha estado detrás de esta desventura económica nacional. Un, dos, tres, responda otra vez. ¿Qué presidente congeló las pensiones y recortó los salarios de los funcionarios por primera vez en la democracia? No, no se acuerdan. 

Tal vez sea preferible que España viva lo que vivió Funes, el memorioso borgiano, a quien un inesperado golpe lo dejó tullido, pero se levantó con una memoria infalible y una percepción clara y minuciosa del presente. Al menos podría evitar la extensión general de la amnesia y el triunfo nacional de la infamia.

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