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EDITORIAL

El PSOE como problema

Este PSOE incompetente, fracasado, desnortado y resentido, no es la solución. El PSOE, este PSOE, es un problema. Uno de los grandes problemas de España.

El Partido Socialista Obrero Español, gran responsable de la dramática situación en que nos encontramos, parece decidido a echarse al monte de la demagogia ultraizquierdista y radicalizar su labor de oposición, según ha querido transmitir a la sociedad en el Comité Federal de este domingo.

El PSOE, pollo sin cabeza encabezado por el exministro de González y Zapatero Alfredo Pérez Rubalcaba, no quiere engordar a la incalificable Izquierda Unida del descalificable Sánchez Gordillo y se dispone cargar con todo contra el Gobierno de Mariano Rajoy, al que por otro lado acusa de adoptar políticas similares o idénticas a las aplicadas por Zapatero, duramente criticadas entonces por los populares. Nadie podrá acusar de coherente al partido que prometía hace cuatro años el pleno empleo.

El PSOE, el partido de los cinco millones de parados, del despilfarro estupefaciente, de los formidables casos de corrupción, de la fastuosa incompetencia económica; de la desvertebración de España, el conchabeo con el separatismo y la negociación con ETA; el PSOE, decimos, en vez de emprender un proceso de refundación después del desastroso resultado que cosechó en las últimas generales, decide poner rumbo a la extrema izquierda, tomar las calles (como pedía recientemente el celebrado constitucionalista Alfonso Guerra) y apostarlo todo a la desestabilización y al oportunismo más obsceno.

El PSOE, este PSOE incompetente, fracasado, desnortado y resentido, no es la solución, lo saben cada vez más españoles, a tenor de lo que se desprende de las encuestas. El PSOE, este PSOE, es, en todo caso y sobre todo, un problema. Uno de los grandes problemas de España.

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