Concido plenamente con el análisis de Amando. Creo que también es importante recalcar que en ningún otro periodo de la democracia en España en menos de un año han existido cuatro elecciones autonómicas y unas generales, evidentemente es mucho "frito" para cualquier sartén.
No siendo óbice para lo que nos está pasando, pués como decía el otro día un taxista, donde se acuñaba el refrán de va a ser peor el remedio que la enfermedad, se podía sustituir indefectiblemente a remedio por Rajoy y a la enfermedad por Zp.
Como escribía el gran Zuriarrain hoy en su blog, el bipartidismo se está haciendo "amigos" a pasos agigantados y está buscando fagocitar a opciones transversales como UPyD con mucha más ferocidad que a los Bildu u otros partidos regionalistas.
Por mi parte colar la piraña "upeydera" entre los portaaviones tendrá mucho más aliciente a nivel politico para estos años y en ese ejercicio muchos ciudadanos que no encontramos cabida en nuestra forma de pensar a nivel político, en los medios, sobre todo en la televisión, podremos estar mucho mejor representados, ya que la inquietud del grande puede suponer los grandes cambios que necesita nuestra sociedad y que no pueden/quieren llevar a cabo los de la mochila pesada (PPSOE, IU;...)
Estoy de acuerdo con el profesor de Miguel cuando, en el fondo, duda de su propuesta de un nuevo tipo de sufragio en el cual los padres podrían acumular tantos votos como hijos menores a su cargo; esta singular idea, más que remediar males políticos los agudizaría.
Lo que propone el Sr. de Miguel es la “democracia orgánica” en la que la familia es el sujeto de la soberanía política lo que cuestiona los principios del liberalismo clásico y lo acerca al idealismo. Lejos de ser nuevo, en España esta idea ya se consideró en los proyectos de la Ley Orgánica del Estado en época de Franco, el problema es que antes las leyes reflejaban un ordenamiento familiar (y social) más rígido: inexistencia del divorcio y organización familiar única (y patriarcal) mediante el sometimiento de las mujeres y los hijos menores a la autoridad de los maridos, por lo que el voto de todos los componentes y agnaticios de la unidad familiar sería consignado únicamente por el padre. Hoy en día que “los padres acumulen tantos votos como hijos menores” es muy complicado, porque, asumiendo que el padre y la madre tienen dos votos diferenciados y que en la familia pueden existir legítimamente diferentes intereses o afinidades políticas, ¿quién vota por los hijos, el padre o la madre? ¿La mitad de los hijos el padre y la mitad la madre? ¿Qué ocurre si hay un número impar de hijos? ¿Qué pasa si están divorciados, quién vota por los hijos? Etc.
Más que dedicar tiempo a ocurrencias “utópicas” los adultos deberían prestar directamente más atención a la propia voz de los menores y estudiar que la mayoría de edad (y con ella el derecho al voto) bajase de los 18 a los 16 años (la edad mínima en la que se puede firmar un contrato laboral) ya que a los 16 años, en general, una persona tiene intereses personales y sabe tanto de política (es decir, casi nada) como una de 18.
Saludos.
Carmelo, cierto que todo eso puede pasar. Sin embargo, yo creo que no ocurrirá, porque simultáneamente tendríamos la secesión de Cataluña, y a seguir, las reivindicaciones pan-vasquista y pan-catalinista. De modo que "Adiós, España, adiós". Y eso no puede ocurrir, sin más. Antes, por más que haya renuencias, se tendrá que echar mano de esos artículos de nuestra Constitución que se refieren a la unidad de España, la suspensión de alguna Autonomía y las funciones del Ejército. Y después, Dios sabe. En cualquier caso, habría razones para ser pesimista y estar pesaroso, pero no para adoptar suicidas posturas nihilistas, sino todo lo contrario. Todavía no estoy culpando a Rajoy de aparentarlas. Puede que aún no hayan llegado el día D y la hora H en las que la situación esté tan podrida que sea un clamor -que ahora, todavía, lamentablemente, no se produce- la exigencia del viejo pueblo español, de izquierdas y de derechas, para remediarla.
Atentamente.
Don Amando, normalmente me dirijo a usted utilizando el correo electrónico, pero un problema en el mismo me tiene aislado. Soy el que pide que aquellos que viven de los impuestos no tengan derecho a votar ni a ser votados.
En esta ocasión, el motivo del escrito es su idea sobre el número de votos de un padre de familia. Esa idea suya me ha traído a la memoria otra cosa que he discutido muchas veces con mis “tertulianos” del café matutino. Esa idea es la siguiente:
En España rige, en general, el sistema conocido como “Régimen de Gananciales” en el matrimonio, bueno, muchos lo llaman de “perdenciales”, régimen por el cual los bienes de la pareja constituyen un proindiviso en general, salvo los bienes privativos de cada uno de los conyugues. Es decir, que de la renta generada por mi esposa (o/e), la mitad es mía al igual que sucede con la renta que yo genero, que la mitad es de mi esposa (o/e).
Pero llega la hora de nuestra Madre Hacienda (¿cuántos se apuntan quedarse huérfanos?) y dice que no, que lo que yo genero es mío exclusivo y lo que ella (o/e) genera es exclusivo suyo, contradiciendo así lo establecido en el Código Civil, ley que puede considerarse como el Reglamento de la Constitución. La consecuencia es que nuestra Madre Hacienda sale pero que muy beneficiada con ese sistema de malinterpretación de la Ley.
Pero, ¿qué tiene que ver lo de los votos de los tiernos infantes con su Abuela Hacienda?.
Pues que me ha traído a la memoria (¿histórica?) lo que me contaba mi amigo Raoul Magnoli, q.e.p.d., residente en Francia:
Allí, la renta de la familia se divide entre el padre y la madre a partes iguales pero, además, a cada hijo se le asigna un coeficiente, no recuerdo cual era éste pero me parece que era 0,5, de forma que un matrimonio sin hijos, cada uno de los componentes tributa por el 50% del total, un matrimonio con dos hijos tributa por el 40% del total cada uno, y así sucesivamente.
Claro, pedir esto a nuestros políticos, es decir, coherencia y justicia, es como dar flores a los cerdos, que por otra parte me parece que se las merecen más que los otros, y aqu ea mí me gustan hasta sus andares.
es verdad, el PP adquiere mala fama entre los españoles pues cuadra una nación como España en sensatez es acarrearse afrentas pero es que si se les ocurre a los gobernantes del PP poner a trabajar al tercio de desempleados que se niega a adquirir un empleo de menos de 1000 euros como ha declarado Mapower (empresa de colocacion laboral)tampoco les votarán
Con lo bien que se está viendo el futbol en casa con la pension de mi padre y los apañillos que voy haciendo por ahí.
las crisis de este calado son necesarias para reconducir una nacion que iba bastante desorientada. Sea por reformas en la Constitucion.sea por reducir el estado de bienestar que raya la malcrianza sea por volver a aquella cancion de Raphael que decía
el trabajo nace con la persona
y le acompaña
cómo su amigo más fiel...
y desechar aquella de los rebeldes de
no me gusta trabajar
no me gusta trabajar
el "trabajar es malo" de tantos años ahora pasa factura
paguémosla con sensatez arrimando todos el hombro