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Daniel Rodríguez Herrera

Periodismo independiente y objetivo

El problema no es sólo que la completa objetividad no exista, puesto que ya en la elección de temas, en el orden en que se tratan y en el tiempo que se les dedica se editorializa; es que el propio ideal de objetividad está en las redacciones muy escorado

Durante estos días asistimos a las quejas de la progresía por la limpieza de periodistas afectos a la causa que está teniendo lugar en TVE, por cierto, bastantes meses después de lo que tarda el PSOE en estos casos. Su principal argumento es el ataque a la independencia que se había alcanzado durante estos siete años en la televisión que nos obligan a pagar a todos. La realidad, sólo aparentemente contradictoria, es que seguramente los informativos de TVE y RNE eran efectivamente independientes, pero pese a ello seguían siendo la voz de su amo.

El periodismo es una profesión de izquierdas. Numerosos estudios han mostrado que la tendencia abrumadoramente mayoritaria en los periodistas es ser de izquierdas, y mucho más de izquierdas que el ciudadano medio del país donde ejercen. Así que, aun siendo ingenuos y suponiendo que el personal de la televisión pública no hubiese sido fichado siguiendo criterios ideológicos, una redacción independiente sería mayoritariamente de izquierdas.

La siguiente línea de defensa es argumentar que sí, que bueno, que eso puede ser cierto pero que siendo profesionales –y además excelentes profesionales, como siempre dicen si y sólo si el objeto de alabanza es de los suyos– serán objetivos, que al fin y al cabo es su trabajo. El problema no es sólo que la completa objetividad no exista, puesto que ya en la elección de temas, en el orden en que se tratan y en el tiempo que se les dedica se editorializa; es que el propio ideal de objetividad está en las redacciones muy escorado a babor.

Piénselo. Da lo mismo el color de su pensamiento político. Haga el experimento mental de situarse día tras día trabajando con personas que piensan más o menos lo mismo que usted, reforzando sus ideas y prejuicios constantemente. Ni siquiera es necesario que ese consenso se refiera a la política o la economía; puede tratarse de cualquier asunto importante en su trabajo. Lo normal es que lo "objetivo" acabe siendo algo muy parecido a ese consenso. Y si sus compañeros en otras redacciones, con los que se comparten ruedas de prensa y empleos anteriores o futuros, también suelen ser de sus mismas ideas, ¿para qué quieres más?

No hace falta que se lo diga yo, el fenómeno conocido como "pensamiento de grupo" lleva décadas estudiándose en las facultades de psicología. Pero debería servirnos de advertencia ante las proclamas sobre la defensa del "periodismo independiente y objetivo" que, según sus defensores, deberíamos todos sufragar con nuestros impuestos. En esto tiene la izquierda una ventaja: para repetir como loritos los argumentos de sus amos políticos no les hacen falta órdenes, de modo que la manipulación les sale de forma mucho más natural y espontánea. Así, es normal que fenómenos como Ana Pastor digan tras su cese que los despiden por "hacer periodismo", de donde se deduce que todos los que se quedan en TVE se dedican al noble arte de hacer churros.

Muchos liberales llevamos años exigiendo el cierre de las por otro lado innecesarias televisiones y radios públicas, estuviera quien estuviera en el poder y diciendo lo que dijeran en los informativos de TVE, Telemadrid, TV3, ETB, Canal Sur o TVG. A ver si después del verano tenemos suerte.

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