Viejas y nuevas realidades de los Hermanos Musulmanes
Un memorando interno describe el trabajo de la Hermandad en Estados Unidos como "una especie de guerra santa a gran escala para eliminar y destruir a la civilización occidental desde dentro y sabotear su miserable existencia".
Los votos todavía están frescos en Egipto, pero la administración Obama ha visto lo suficiente para invertir la política asentada y bien fundamentada de evitar a los Hermanos Musulmanes, una organización teocrática obsesionada con el califato global y cuya filosofía ha dado lugar a movimientos terroristas que van de Al Qaeda a Hamás.
Los encuentros de alto nivel mantenidos entre funcionarios estadounidenses y responsables de la Hermandad reflejan "la nueva realidad política de Egipto y, en la práctica, de toda la región", informa el New York Times en un artículo de portada hace unos días,"a medida que los grupos islamistas van llegando al poder". Lo sorprendente y peligroso del nuevo reconocimiento estadounidense es que los líderes de los Hermanos Musulmanes se volvieron más abiertamente radicales y militantes una vez que Mubarak fue expulsado, con discursos incendiarios en los que se instaba a realizar operaciones "de martirio" contra Israel y alineándose con Hamás y otros grupos terroristas.
Pero como dice el New York Times, la administración Obama da por buenas "las reiteradas garantías de la Hermandad de que sus legisladores quieren construir una democracia moderna que respetará las libertades individuales, el libre mercado y los compromisos internacionales, incluyendo el tratado egipcio con Israel".
Pero existe otra realidad que parece haber sido pasada por alto: la trayectoria de los Hermanos Musulmanes en cuanto a engaños y mentiras, políticas que reflejan su modus operandi para ganar legitimidad en Egipto y en todo el mundo pero sin dejar de promover una agenda militante. Mientras unos responsables de la Hermandad están diciendo a los funcionarios estadounidenses que respetarán las libertades individuales y cumplirán el tratado de paz egipcio con Israel, no es nada difícil encontrar pruebas colosales que arrojan una imagen distinta y más preocupante.
Como se informaba hace unas semanas, los Hermanos Musulmanes va a dominar el gobierno egipcio tras haber prometido la pasada primavera que no iba a aspirar a tal poder. El secretario del grupo dice que la Hermandad "no va a reconocer a Israel bajo ninguna circunstancia" y que someterá a referendo el tratado de paz con Israel.
"El califato de orientación acertada"
A principios de este año trató de ocultar su disposición y sus llamamientos a "la necesidad de trabajar en la creación de un estado islámico" de los lectores de habla inglesa impidiendo el acceso a su página web. La pasada semana, sin embargo, el Guía Supremo Mohammed Badie pronunciaba un discurso recordando a sus fieles la agenda esbozada por el fundador de la Hermandad, Hassán al-Banna: "Hay que empezar por la reforma de lo individual y luego reformar familia y sociedad, luego el gobierno; después el califato de orientación acertada, luego instruir al mundo; instruir en cuanto a orientación, conocimientos, verdad y justicia".
Los miembros de los Hermanos Musulmanes ven en su éxito electoral un enorme paso en la dirección de crear "el califato de orientación acertada". Estados Unidos hace mal en mirar hacia otro lado, como también sería demencial pasar por alto la trayectoria de la Hermandad.
Después de que militares estadounidenses abatieran a Osama bin Laden, la Hermandad contaba a la audiencia de habla inglesa que "uno de los motivos de la violencia en el mundo ha sido eliminado", según informaba Reuters. En árabe, sin embargo, se refería al asesinato a sangre fría del fundador de Al Qaeda utilizando para el terrorista el término honorario de jeque y declarándole shahid, o mártir. La declaración también critica la intervención estadounidense por ser un asesinato.
A pesar de su reputación entre cierta gente de Occidente como presuntos moderados, los representantes de los Hermanos Musulmanes apoyan de forma rutinaria los actos de terrorismo. Hamás, el grupo terrorista palestino que controla Gaza, se declara la rama palestina de la Hermandad. Su presunta intencionalidad pacifista incluye las recientes declaraciones de compromiso con la guerra santa violenta y su promesa de nunca aceptar el derecho a existir del estado de Israel: "Nuestra convivencia con la Hermandad amenaza a la entidad israelí", decía el mes pasado el Primer Ministro de Hamás Ismail Haniyeh.
Más recientemente, Qaradawi ha instado a los musulmanes a hacerse con armas nucleares "para aterrorizar a sus enemigos", y daba el visto bueno al asesinato de mujeres israelíes porque "hacen el servicio militar". Qaradawi ha rezado por ser mártir matando a un judío e, increíblemente, no se ha producido ninguna confirmación ni negativa de la información aparecida en un rotativo hindú que indicaba que estaría ayudando a alcanzar un acuerdo de paz entre Estados Unidos y los talibanes, cosa en sí misma escandalosa.
Pero hablamos de la misma administración cuyo responsable de Inteligencia Nacional llamaba a la Hermandad "un grupo muy heterogéneo, mayoritariamente secular, que ha renunciado a la violencia" en una vista legislativa celebrada en febrero. James Clapper intentaba retractarse en posteriores pronunciamientos, pero su evaluación explotaba al compararse con todo lo que ha dicho la Hermandad acerca de sí misma desde su fundación en 1928, empezando por su eslogan: "Alá es nuestro objetivo, el Corán nuestra Constitución, el profeta nuestro líder, la yihad nuestra vía, y la muerte al servicio de Alá el más codiciado de nuestros deseos".
Existen buenas razones para que Estados Unidos no negocie con Irán ni reconozca al gobierno de Hamás en Gaza: conceder el reconocimiento unilateral a movimientos políticos o gobiernos totalitarios no hace sino consolidar sus ideologías terroristas. Censurar, boicotear y condenar al ostracismo a los movimientos y regímenes totalitarios que siguen promoviendo ideologías y políticas violentas es la única forma de eficacia demostrada de minar su legitimidad y contenerlos, a falta de intervención militar. La Hermandad, que financia al grupo terrorista Hamás, puede contar a Occidente todos los clichés pacifistas que quiera, pero los precedentes de sus acciones y sus declaraciones en árabe demuestran lo vacío de tales pronunciamientos.
Esto decía en octubre Badie, el guía supremo, tras la decisión israelí de poner en libertad a más de un millar de reos, asesinos de Hamás muchos de ellos, a cambio del soldado secuestrado Gilad Schalit: "El acuerdo también demuestra que Israel sólo entiende el lenguaje de la fuerza y la resistencia. Este idioma es capaz, si Alá quiere, de poner en libertad al pueblo palestino que sufre bajo el cautiverio de los sionistas".
También en EEUU
El engaño también forma parte del modus operandi de la Hermandad en América. Las pruebas salidas a la luz en el proceso de financiación al terrorismo más grande de la historia norteamericana demuestran que los Hermanos Musulmanes habían creado una red de entidades fachada de Hamás en Estados Unidos que operaban con el nombre de Comités de Palestina.
Una de las pruebas, un Memorando Explicativo del Objetivo Estratégico General del Grupo en Norteamérica que data de 1991, describe el trabajo de la Hermandad en Estados Unidos como "una especie de guerra santa a gran escala para eliminar y destruir a la civilización occidental desde dentro y sabotear su miserable existencia a través de sus manos y las manos de los fieles, para que sea eliminada y para que la religión de Alá triunfe sobre todas las demás religiones".
Los atestados brindan "pruebas abundantes" que vinculan al colectivo Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR) y a sus fundadores con los Comités de Palestina, pero CAIR se niega a reconocer esas relaciones. Las pruebas obligaron al FBI a suspender sus relaciones con CAIR, pero hay políticos y legisladores estadounidenses que siguen dialogando con el colectivo.
El error de Obama
Incluso si los funcionarios estadounidenses aceptan el supuesto de que la Hermandad se encuentra en una nueva realidad en términos de relaciones internacionales, es profundamente problemático que Estados Unidos conceda de manera unilateral una legitimidad novedosa sin obtener a cambio concesiones demostrables de que la Hermandad ha cambiado de verdad sus políticas. Seguimos teniendo gran capacidad de presión, apoyando a Egipto con 1.300 millones de dólares en ayuda militar por ejercicio y mediante el apoyo económico de la Agencia Internacional de Ayuda al Desarrollo de los Estados Unidos. Más allá de la presión del apoyo económico, hay muchas opciones por las que puede optar Estados Unidos, como hizo a través de un boicot internacional organizado contra Sudáfrica cuando existía como estado de apartheid.
Al legitimar a los Hermanos Musulmanes más que cualquier otra administración anterior, Estados Unidos está minando a los partidos genuinamente seculares y plurales, en la oposición en Egipto, pero que suponen la única esperanza de alternativa a la llegada de políticas autoritarias y regímenes islamistas. En la historia entera de los regímenes islamistas que llegan al poder a través de elecciones, nunca ha habido uno que después renunciase al poder por la vía pacífica.
Por desgracia, el apoyo de la administración Obama a los Hermanos Musulmanes egipcios discurre en paralelo a su apoyo a la ramas estadounidenses de los Hermanos Musulmanes y a los colectivos fachada, cuyos representantes dicen cosas bonitas en la televisión americana, pero continúan difundiendo de manera encubierta la ideología islamista y, en muchos casos, incluso financiando el terrorismo.
A lo largo de la historia, los grupos y los líderes de la Hermandad en todo el mundo, empezando por su fundador egipcio al-Banna, han difundido la doctrina volátil y conspirativa de que Occidente, los cristianos, los judíos y los infieles han conspirado en secreto para eliminar el islam desde 1095, año de la primera Cruzada. Y en la era de las redes sociales mundiales, la paranoia engañosa de que los no musulmanes – Occidente, los judíos y los cristianos en especial – emprenden una guerra contra el islam se ha convertido en el principal factor a la hora de motivar a los terroristas islámicos que perpetran atentados.
En Egipto, como en Estados Unidos y en Europa, los líderes de la Hermandad culparon a Israel, a los judíos y Estados Unidos de los atentados del 11 de Septiembre. Además, prácticamente todas las detenciones de terroristas islámicos acaecidas en Estados Unidos han sido descritas por los líderes islamistas como prueba de "la guerra contra el islam".
Los Hermanos Musulmanes, en cualquier parte del mundo de El Cairo a Chicago, pretenden ganar legitimidad a través de una campaña de engaños y de penetración en las instituciones y los gobiernos occidentales. Sin embargo, resulta un desafío al sentido común concederles legitimidad de forma unilateral y sin exigir acciones concretas como rechazar públicamente a los grupos terroristas islámicos o detener la difusión de su volátil mensaje a gran escala de que hay una guerra contra el islam.
Sin pretenderlo o a propósito, Estados Unidos se ha convertido ya en el catalizador oficioso de una ideología militante que en última instancia aspira a la destrucción de nuestro mismo estilo de vida.
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