Uno de los datos relevantes que arroja la encuesta de Metroscopia publicada en El País de este domingo es que PP y PSOE, lo que el acervo popular llama PPSOE, apenas sumarían hoy el 54% de los votos si hubiera elecciones. Nunca han sacado tan poco. Entre 1977 y 1989, el gran partido de la derecha, fuera el que fuera, sumó con el PSOE siempre más del 63%. A partir de 1993, la suma no hizo otra cosa que aumentar, pasando del 73% de ese año hasta casi el 84% de 2008. Es cierto que en estas elecciones la mayor parte del electorado de extrema izquierda acudió a socorrer a un Zapatero que, de otra manera, hubiera perdido. En todo caso, en 2011, a pesar de la irrupción de UPyD con cerca del 5%, el PPSOE logró los mismos resultados que en 1993, un 73%.
Debido a los buenos resultados que siempre han logrado los dos grandes partidos mayoritarios, siempre se ha pensado que cualquier reforma que acordaran, por profunda que fuera, tenía legitimidad suficiente para ser impuesta. Esa legitimidad está a punto de desaparecer. Antes creíamos que PP y PSOE jamás se pondrían de acuerdo en liquidar o siquiera embridar el Estado de las autonomías porque lo necesitaban para alimentar sus aparatos de poder, cada vez más necesitados de cargos, carguitos, puestos y puestazos. Ahora, sencillamente ocurre que ya no depende de su voluntad porque han perdido la legitimidad para ello.
Si es verdad, como dice la encuesta, que el 81% de los españoles cree que "las comunidades han ido demasiado lejos y es preciso reorganizar su funcionamiento y competencias", lo que tendría que hacer el PP es redactar algo parecido a aquella Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), que fue aprobada en julio de 1982, con Calvo-Sotelo en el Gobierno, y tumbada por el Tribunal Constitucional en agosto de 1983, con Felipe González en La Moncloa. Podrían aprobarla con su mayoría absoluta y, si el PSOE quiere unirse, bienvenido sea. Luego, habría que darle otro nombre y asegurarse de que el alto tribunal no la va a declarar inconstitucional. Pero, sobre todo, lo que tendrían que hacer es someterla a referéndum para darle la legitimidad que ni PP ni PSOE, ni siquiera yendo de la mano, pueden hoy darle. Lo que no estoy seguro es de que fuera a votar a favor de ella ese 81% de españoles que dicen estar hartos del derroche autonómico, pero con que fuera un 60% bastaría.
De cualquier forma, los socialistas empiezan a notar el aliento de IU y UPyD en el cogote, pues suman los dos en la encuesta casi tantos votantes como el PSOE, un 22% frente a un 24%. A poco que alguien acierte a congregar los votos de los muchos electores descontentos del PP, se acabó PPSOE. Total que, o reforman el Estado y se reforman ellos mismos, o desaparecen. Ellos verán lo que prefieren.